
En Jerusalén, al llegar
frente al “Muro”, que es parte del Templo de Jerusalén (o “el Kotel”, o el Muro
Occidental del Templo, o también conocido como “El Muro de los
lamentos”) unos posters en diferentes idiomas informan así: “La Shekinah
(la Presencia Divina) nunca se alejó de este lugar….”.
Para quienes no están
familiarizados con el significado de esta expresión “La Shekinah, La Presencia
Divina”, pueden comprender su alto significado con este escrito:
*La Presencia Divina,
o en hebreo: “La Shekinah”
En la Biblia podemos leer: “Yahweh está en su santo templo…” (Salmo.
11:4). La mayor gloria y tesoro del Templo que mandaron edificar David y su
hijo Salomón en Jerusalén, era la Presencia Divina que moraba en el Lugar Santísimo del Templo.
Cuando Salomón dedicó el templo oró para que la presencia de Dios morara siempre en el lugar del templo, a pesar de que había
dicho: “…He aquí, los cielos y los cielos de los
cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?” (2Cro. 6:18). Salomón también oró con estas palabras: “Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante
del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu
nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos, y
perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que
diste a ellos y a sus padres” (2 Cro. 6:24, 25).
La respuesta de Dios a la oración de Salomón fue: “Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. … Ahora
estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar;
porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi
nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” (2 Cro.
7:12-16).
En su libro de Cantares Salomón
profetizó: “…Helo aquí, está tras nuestra
pared…” (Cnt. 2:9). Estas profecías y tradiciones han hecho que los judíos
a todo lo largo de su pasado y en el presente, reverencien de manera especial
el último resto del muro del templo de Herodes, el muro occidental. El Midrahs
(los escritos explicativos y exegéticos judíos de las Escrituras) dice: «He aquí, él está detrás de nuestro muro
(detrás del muro occidental del santo templo); ¿por qué? debido al Santo,
bendito sea, hagamos votos para que nunca sea destruido».
Los rabinos tienen una interesante tradición en el Talmud que sugiere
que el Lugar Santo en el monte del templo está directamente opuesto al santo
templo en el reino celestial. De acuerdo con las leyendas, cualquiera que mira
este Lugar Santo queda rodeado de inmediato de una aura de pureza y santidad.
En un sentido, según estas tradiciones antiguas el Lugar Santo es un punto de
contacto espiritual que capacitaba a los judíos para sentir al Rey Soberano de
los cielos en toda su gloria.
Por lo
tanto es una bendición increíble disfrutar de la presencia
del Señor. Este fue el propósito principal del Templo: la casa de la gloria: “Shekinah de YHWH” entre los hombres.
La Shekinah, es una figura básica de la exégesis judía que
designa a la Presencia divina que habita entre los hombres, de aquí el nombre
de Shekinah: la que habita’ o ‘la que reside’. Representa
el don que Dios dio al género humano después de la destrucción del primer
Templo: su Presencia, que a partir de entonces residió con el pueblo de Israel
en el exilio.
Gracias a la Shekinah la relación
entre el cielo y la tierra es posible y con ella la regeneración y la vuelta al
Paraíso original, pues, simbólicamente, la caída de Adán y Eva y su expulsión
del Jardín del Edén equivalen a la destrucción del Templo de Jerusalén por los
romanos y la posterior diáspora,
La
Shekinah designa a la Presencia divina que habita (shakan) entre los hombres
Sin embargo, el nombre de Shekinah no se
menciona en la Biblia hebrea, se trata de un término rabínico y, más
concretamente, cabalístico. Aparece por primera vez en los Targumim, unas traducciones glosadas según la tradición
oral de los cinco libros de la Torá. En uno de ellos, llamado el Targum de Onkelos (siglo I dC.) se lee la palabra Shekinah al traducir los versículos 4 y 5 del capítulo
12 del Deuteronomio, y sustituye a las palabras “morada” y “Nombre” de dichos
versículos.
Así en la traducción de Onkelos está escrito: «No procederéis así respecto a YHVH, vuestro Dios, únicamente el
lugar elegido por YHVH, vuestro Dios, de entre todas las tribus para poner su
Shekinah (Nombre) allí,
en su Shekinah (morada) lo buscaréis y vendréis allí».
Que la palabra ‘Shekinah’ substituya a ‘morada’ no
parece extraño, ambas tienen las mismas letras, (shin, caf, nun) y,
como hemos visto, su significado es semejante, más curiosa es la identificación
del ‘Nombre’ de Dios con la ‘Shekinah’, como si
ambos fueran lo mismo o simbolizaran la misma experiencia. Algo que
exegéticamente es cierto pues el nombre de Dios de cuatro letras, YHVH, el
Tetragrama, simboliza la presencia de Dios entre los hombres.
En la tradición
hebrea, los Nombres de Dios designan sus manifestaciones, Dios se da a conocer
por sus Nombres y entre todos ellos el Tetagrama es el más importante. Para
comprender un poco más su significado baste decir que san Jerónimo en la
Vulgata traduce Elohim por Deus pero el
Tetragrama (YHVH) lo traduce siempre Dominus, que
inevitablemente equivale a Jesucristo, el Dios encarnado.
(*)“El Muro”.
Ante todo, el Muro es una parte
importante de la gloria del Segundo Templo de Jerusalén en su apogeo, la
protección que envuelve el terreno del Monte del Templo y lo limita por el lado
oeste.
Pero el Muro también es un lugar
de evocación, de añoranza por Jerusalén, de los días de peregrinación, la unión
y la alegría de las festividades. Y también encuentro: Encuentro del Pueblo
Judío y del mundo entero. Encuentro del hombre con su Hacedor. Y Encuentro del
hombre consigo mismo.
El Muro es símbolo del renacimiento
del Pueblo Judío en su patria durante los días festivos, las ceremonias de
juramento y en los días de conmemoración.
La
historia del Muro de los Lamentos comienza con una modesta montaña: el Monte
Moriá. Sobre esta montaña ocurrieron a lo largo de la historia eventos
constitutivos del Pueblo Judío.
Según
la tradición, la creación del mundo comenzó en la cima del Monte Moriá, de la
piedra arcaica denominada ‘piedra angular’.
Cuando
el patriarca Abrahán recibió la orden de sacrificar a su hijo Isaac, subieron
padre e hijo al lugar del que se dice: “Y vio el lugar de lejos”, es el Monte
Moriá.
Según
la tradición, esta es ‘la casa de Dios’, del famoso sueño de Jacob. Entonces el
patriarca vio en sueños a los ángeles que subían y bajaban por una escalera apoyada
en tierra y cuya cima tocaba los cielos.
Con el
correr del tiempo, se construyeron sobre el monte el Primero y Segundo Templo y
dentro de ellos el sanctasanctórum, el lugar más sagrado para el Pueblo Judío.
Ningún ser humano entraba allí, salvo el Gran Sacerdote el Día del Perdón, Yom
Kipur.
Durante
sus últimos años, el Templo fue renovado y se tornó pleno de esplendor con la
construcción de una gran explanada, sustentada por cuatro muros artificiales
por los cuatro vientos. El recinto era tan espléndido e impresionante que
decían de él que quién no lo había visto, en su vida ‘vio un edificio tan
magnífico’.
La
destrucción del Templo por los romanos fue una catástrofe terrible que quedó
grabada en la conciencia del Pueblo Judío. El edificio del Templo fue arrasado,
pero parte de sus muros de contención se mantuvo. A falta del Templo, los
judíos apelaron al remanente más cercano al sanctasanctórum: el Muro
Occidental. En el transcurso de las generaciones el Muro se convirtió en
símbolo de la añoranza del Pueblo Judío por su ciudad destruida y por el sitio
del Templo. Muchos dieron la vida por tocar sus piedras y elevar sus plegarias
frente al mismo.
Cuando
el Muro de los Lamentos fue liberado durante la Guerra de los Seis Días (en
1967), se hizo realidad uno de los sueños más grandes del Pueblo Judío.
Desde
entonces el Muro es un tumulto de gente. Judíos, turistas, gente que reza y
visitantes: todos encuentran allí el lugar para expresar sus sentimientos.
Todos
sabemos que el Muro Occidental, el Kotel, es el sitio más importante del mundo
para el pueblo judío. Sabemos que es el último remanente de nuestro templo. También
sabemos que los judíos de todo el mundo se reúnen aquí para orar. La gente
escribe notas a Dios y las coloca entre las antiguas piedras del Muro.
¿Pero
sabías que muchos eventos importantes tuvieron lugar en el Monte Moriá, más
tarde conocido como el Monte del Templo?
El monte
Moriá, según la tradición judía, es el lugar donde tuvieron lugar muchos
eventos fundamentales en la historia judía. Tradicionalmente, la creación del
mundo comenzó a partir de la Piedra de Fundación en la cima de la montaña. Aquí
también es donde se creó Adán, el primer ser humano.
Cuando a
Abraham se le ordenó que preparara a su hijo Isaac para el sacrificio, el padre
y el hijo subieron al "lugar que Dios escogió", el Monte Moriá, y
hasta su cima, la Piedra Fundamental, donde tuvo lugar la unión de Isaac.
El sueño
de Jacob (de ángeles que ascienden y descienden por una escalera) está
vinculado a esta montaña.
Más tarde,
el Lugar Santísimo, el núcleo y el corazón del Primer y Segundo Templos, se
construyó alrededor de la Piedra de la Fundación.
En el año
37 aC, Herodes fue nombrado rey en Jerusalén. Pronto inició un gran proyecto de
renovación para el Templo. Contrató a muchos trabajadores que trabajaron para
hacer el Templo más magnífico y para ampliar el área del Monte del Templo al
allanar la cima de la montaña y construir cuatro paredes de apoyo a su
alrededor. El Muro Occidental que conocemos es uno de estos cuatro muros de
apoyo.
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