lunes, 29 de julio de 2019

- La Presencia Divina, o la Shekinah


En Jerusalén, al llegar frente al “Muro”, que es parte del Templo de Jerusalén (o “el Kotel”, o el Muro Occidental del Templo, o también conocido como “El Muro de los lamentos”) unos posters en diferentes idiomas informan así: “La Shekinah (la Presencia Divina) nunca se alejó de este lugar….”.
Para quienes no están familiarizados con el significado de esta expresión “La Shekinah, La Presencia Divina”, pueden comprender su alto significado con este escrito:
*La Presencia Divina, o en hebreo: “La Shekinah”
En la Biblia podemos leer: “Yahweh está en su santo templo…” (Salmo. 11:4). La mayor gloria y tesoro del Templo que mandaron edificar David y su hijo Salomón en Jerusalén, era la Presencia Divina que moraba en el Lugar Santísimo del Templo.
Cuando Salomón dedicó el templo oró para que la presencia de Dios morara siempre en el lugar del templo, a pesar de que había dicho: “…He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que he edificado?” (2Cro. 6:18). Salomón también oró con estas palabras: “Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres” (2 Cro. 6:24, 25).
La respuesta de Dios a la oración de Salomón fue: “Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. … Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar; porque ahora he elegido y santificado esta casa, para que esté en ella mi nombre para siempre; y mis ojos y mi corazón estarán ahí para siempre” (2 Cro. 7:12-16).
 En su libro de Cantares Salomón profetizó: “…Helo aquí, está tras nuestra pared…” (Cnt. 2:9). Estas profecías y tradiciones han hecho que los judíos a todo lo largo de su pasado y en el presente, reverencien de manera especial el último resto del muro del templo de Herodes, el muro occidental. El Midrahs (los escritos explicativos y exegéticos judíos de las Escrituras) dice: «He aquí, él está detrás de nuestro muro (detrás del muro occidental del santo templo); ¿por qué? debido al Santo, bendito sea, hagamos votos para que nunca sea destruido».
Los rabinos tienen una interesante tradición en el Talmud que sugiere que el Lugar Santo en el monte del templo está directamente opuesto al santo templo en el reino celestial. De acuerdo con las leyendas, cualquiera que mira este Lugar Santo queda rodeado de inmediato de una aura de pureza y santidad. En un sentido, según estas tradiciones antiguas el Lugar Santo es un punto de contacto espiritual que capacitaba a los judíos para sentir al Rey Soberano de los cielos en toda su gloria.
Por lo tanto es una bendición increíble disfrutar de la presencia del Señor. Este fue el propósito principal del Templo: la casa de la gloria: “Shekinah de YHWH” entre los hombres.
La Shekinah, es una figura básica de la exégesis judía que designa a la Presencia divina que habita entre los hombres, de aquí el nombre de Shekinah: la que habita’ o ‘la que reside’. Representa el don que Dios dio al género humano después de la destrucción del primer Templo: su Presencia, que a partir de entonces residió con el pueblo de Israel en el exilio. 
Gracias a la Shekinah la relación entre el cielo y la tierra es posible y con ella la regeneración y la vuelta al Paraíso original, pues, simbólicamente, la caída de Adán y Eva y su expulsión del Jardín del Edén equivalen a la destrucción del Templo de Jerusalén por los romanos y la posterior diáspora,
     La Shekinah designa a la Presencia divina que habita (shakan) entre los hombres
Sin embargo, el nombre de Shekinah no se menciona en la Biblia hebrea, se trata de un término rabínico y, más concretamente, cabalístico. Aparece por primera vez en los Targumim, unas traducciones glosadas según la tradición oral de los cinco libros de la Torá. En uno de ellos, llamado el Targum de Onkelos (siglo I dC.) se lee la palabra Shekinah al traducir los versículos 4 y 5 del capítulo 12 del Deuteronomio, y sustituye a las palabras “morada” y “Nombre” de dichos versículos. 
Así en la traducción de Onkelos está escrito: «No procederéis así respecto a YHVH, vuestro Dios, únicamente el lugar elegido por YHVH, vuestro Dios, de entre todas las tribus para poner su Shekinah (Nombre) allí, en su Shekinah (morada) lo buscaréis y vendréis allí». Que la palabra ‘Shekinah’ substituya a ‘morada’ no parece extraño, ambas tienen las mismas letras, (shin, caf, nun) y, como hemos visto, su significado es semejante, más curiosa es la identificación del ‘Nombre’ de Dios con la ‘Shekinah’, como si ambos fueran lo mismo o simbolizaran la misma experiencia. Algo que exegéticamente es cierto pues el nombre de Dios de cuatro letras, YHVH, el Tetragrama, simboliza la presencia de Dios entre los hombres. 
En la tradición hebrea, los Nombres de Dios designan sus manifestaciones, Dios se da a conocer por sus Nombres y entre todos ellos el Tetagrama es el más importante. Para comprender un poco más su significado baste decir que san Jerónimo en la Vulgata traduce Elohim por Deus pero el Tetragrama (YHVH) lo traduce siempre Dominus, que inevitablemente equivale a Jesucristo, el Dios encarnado.
(*)“El Muro”.
Ante todo, el Muro es una parte importante de la gloria del Segundo Templo de Jerusalén en su apogeo, la protección que envuelve el terreno del Monte del Templo y lo limita por el lado oeste. 
Pero el Muro también es un lugar de evocación, de añoranza por Jerusalén, de los días de peregrinación, la unión y la alegría de las festividades. Y también encuentro: Encuentro del Pueblo Judío y del mundo entero. Encuentro del hombre con su Hacedor. Y Encuentro del hombre consigo mismo.
El Muro es símbolo del renacimiento del Pueblo Judío en su patria durante los días festivos, las ceremonias de juramento y en los días de conmemoración.
La historia del Muro de los Lamentos comienza con una modesta montaña: el Monte Moriá. Sobre esta montaña ocurrieron a lo largo de la historia eventos constitutivos del Pueblo Judío.
Según la tradición, la creación del mundo comenzó en la cima del Monte Moriá, de la piedra arcaica denominada ‘piedra angular’.
Cuando el patriarca Abrahán recibió la orden de sacrificar a su hijo Isaac, subieron padre e hijo al lugar del que se dice: “Y vio el lugar de lejos”, es el Monte Moriá.
Según la tradición, esta es ‘la casa de Dios’, del famoso sueño de Jacob. Entonces el patriarca vio en sueños a los ángeles que subían y bajaban por una escalera apoyada en tierra y cuya cima tocaba los cielos. 
Con el correr del tiempo, se construyeron sobre el monte el Primero y Segundo Templo y dentro de ellos el sanctasanctórum, el lugar más sagrado para el Pueblo Judío. Ningún ser humano entraba allí, salvo el Gran Sacerdote el Día del Perdón, Yom Kipur.
Durante sus últimos años, el Templo fue renovado y se tornó pleno de esplendor con la construcción de una gran explanada, sustentada por cuatro muros artificiales por los cuatro vientos. El recinto era tan espléndido e impresionante que decían de él que quién no lo había visto, en su vida ‘vio un edificio tan magnífico’.
La destrucción del Templo por los romanos fue una catástrofe terrible que quedó grabada en la conciencia del Pueblo Judío. El edificio del Templo fue arrasado, pero parte de sus muros de contención se mantuvo. A falta del Templo, los judíos apelaron al remanente más cercano al sanctasanctórum: el Muro Occidental. En el transcurso de las generaciones el Muro se convirtió en símbolo de la añoranza del Pueblo Judío por su ciudad destruida y por el sitio del Templo. Muchos dieron la vida por tocar sus piedras y elevar sus plegarias frente al mismo.
Cuando el Muro de los Lamentos fue liberado durante la Guerra de los Seis Días (en 1967), se hizo realidad uno de los sueños más grandes del Pueblo Judío.
Desde entonces el Muro es un tumulto de gente. Judíos, turistas, gente que reza y visitantes: todos encuentran allí el lugar para expresar sus sentimientos.
Todos sabemos que el Muro Occidental, el Kotel, es el sitio más importante del mundo para el pueblo judío. Sabemos que es el último remanente de nuestro templo. También sabemos que los judíos de todo el mundo se reúnen aquí para orar. La gente escribe notas a Dios y las coloca entre las antiguas piedras del Muro.
¿Pero sabías que muchos eventos importantes tuvieron lugar en el Monte Moriá, más tarde conocido como el Monte del Templo?
El monte Moriá, según la tradición judía, es el lugar donde tuvieron lugar muchos eventos fundamentales en la historia judía. Tradicionalmente, la creación del mundo comenzó a partir de la Piedra de Fundación en la cima de la montaña. Aquí también es donde se creó Adán, el primer ser humano.
Cuando a Abraham se le ordenó que preparara a su hijo Isaac para el sacrificio, el padre y el hijo subieron al "lugar que Dios escogió", el Monte Moriá, y hasta su cima, la Piedra Fundamental, donde tuvo lugar la unión de Isaac.
El sueño de Jacob (de ángeles que ascienden y descienden por una escalera) está vinculado a esta montaña.
Más tarde, el Lugar Santísimo, el núcleo y el corazón del Primer y Segundo Templos, se construyó alrededor de la Piedra de la Fundación.
En el año 37 aC, Herodes fue nombrado rey en Jerusalén. Pronto inició un gran proyecto de renovación para el Templo. Contrató a muchos trabajadores que trabajaron para hacer el Templo más magnífico y para ampliar el área del Monte del Templo al allanar la cima de la montaña y construir cuatro paredes de apoyo a su alrededor. El Muro Occidental que conocemos es uno de estos cuatro muros de apoyo.



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