martes, 23 de julio de 2019

- Abraham e Isaac frente al Monte Moria

La Akedá de Abraham a Isaac frente al Monte Moria
Interesante llegar en Jerusalén hasta el mirador de Haas Promenade en Tayelet, no lejos de la ciudad antigua. Aquí podemos recordar a Abraham y a Isaac que vienen del sur (de Hebrón) llevan caminando 3 dias para ir al Monte Moria, el lugar donde siglos después el rey Salomón edificó el Templo de Jerusalén, es donde Abraham atará a su hijo y lo pondrá sobre el altar (Akedá, significa atar). Desde esta atalaya panorámica ya pueden ver el sitio donde Abraham atará a Isaac para ofrecerlo a Dios.
El sitio tiene unas vistas impresionantes de la Ciudad Vieja de Jerusalén y del Monte del Templo (brilla la cúpula dorada que se encuentra en la explanada del Templo).
Al llegar al lugar a Haas Promenade, en inglés y en hebreo, tenemos en un panel de bronce, bien visible, el texto del Génesis 22, 1-14 donde se narra este evento. Interesante leer el plural de las últimas líneas del texto bíblico donde Abraham dice: yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros”. Este “volveremos” de Abraham. a los sirvientes que les acompañaban. es una hermosa expresión de confianza y esperanza en que Dios no permitirá que Isaac sufra mal alguno…”volveremos”, padre e hijo.
Otro texto bíblico se puede situar en este lugar es cuando Isaac, viendo en frente, el monte Moria, le pregunta a su padre: “¿dónde está el cabrito para el sacrificio?” y Abraham le responde: “En el Monte, Dios proveerá. “Y llamó Abraham aquel lugar con el nombre de El Señor Proveerá, como se dice hasta hoy: En el monte el Señor proveerá” (Génesis 22,14).
El lugar, un bien cuidado parque abierto a todos, está siempre visitado por familias, grupos escolares, grupos de peregrinos que llegan en un nuevo Bus turístico…He aquí lo que señala una agencia de viajes: “Haas Promenade, Zona Peatonal Histórica en Jerusalén: hay que detenerse en el lugar donde alguna vez lo hizo Abraham, y admirar las vistas panorámicas de los sitios antiguos y los monumentos modernos de Jerusalén. La Biblia dice que Dios trajo a Abraham aquí para mostrarle la ubicación futura de la ciudad santa, así como la montaña donde debía sacrificar a su propio hijo.
Alquile un Segway o una bicicleta, o simplemente camine por el sendero ajardinado a través de olivares, deteniéndose en las terrazas de observación para contemplar la ciudad que se extiende a sus pies. Hermoso lugar para pasear y ver el Monte del Templo y la Ciudad Vieja desde lejos. Las vistas son excepcionales y el parque es bonito para explorar. En días claros, las vistas se extienden hasta las montañas de Jordania. También puede caminar a través de los pozos de agua de un antiguo acueducto que se remonta a más de 2,000 años.
“Y llamó Abraham aquel lugar con el nombre de El Señor Proveerá, como se dice hasta hoy: En el monte del Señor proveerá” Génesis 22,14 (*)
La Akedá o la atadura de Isaac
La Akedá (esta palabra denota la acción de atar a Isaac antes de colocarlo sobre el altar). Lo curioso es que Dios no dice a Abraham donde está exactamente: en el Monte Moriah (el Monte del Templo de Jerusalén), lugar donde debe realizarse el sacrificio, sino que simplemente le dice “en una de las colinas”.
Isaac no era un niño, dicen los rabinos que tendría unos 37años. Abraham alzó sus ojos y vio el lugar que estaba lejos, y sucede que Abraham tomó la leña del holocausto y la puso sobre Isaac. Es decir, no solamente tenía que caminar una gran distancia, sino que debía de llevar la carga de la leña. Isaac era ya un hombre, un hombre consciente de lo que estaba haciendo.
Notemos las palabras que se están pronunciando en la escena: La fe la encontramos en las palabras de Abraham, cuando dice: yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros
“Dios verá o mostrará”(Yiré). Es un nombre muy peculiar, ¿Qué representa realmente?
Al revisar la narrativa de La Akedá vemos que la raíz “ra-á”, “ver” o “mostrar” tiene distintos usos. En camino a la Akedá, el inocente Isaac dice a su padre, “Tienes todas las cosas para un sacrificio, ¿Pero dónde está el cordero para la ofrenda? ”. Su padre le contesta, “Dios nos mostrará el cordero”. Más tarde, cuando Abraham está listo con el cuchillo en la mano para sacrificar a su hijo, su mano es detenida y un carnero, atrapado en los matorrales, es ofrecido en lugar de Isaac. Y el relato termina, “y Abraham, llamó a este “, “Dios verá”; así como se dice, “en la montaña del Señor, Dios será visto”. Debemos recordar que cuando Dios comenzó a revelarse a Abraham, en el capítulo doce del Génesis, Dios le ordenó que dejara su ciudad natal para ir “a un lugar que te mostraré”. Estos son todos pasajes muy significativos.
¿Qué significa la palabra Yiré? Literalmente, “Dios verá o mostrará”; es decir, quizás no veamos, no comprendamos, pero Dios sí ve, y finalmente nos muestra por qué se hacen algunas cosas y suceden ciertos acontecimientos, esto es lo que nos dice Abraham. La esencia de este lugar sagrado, la esencia de nuestra fe, no está principalmente en el estudio, ni en la lucha por conocer y saber, ni en la mente. La esencia de nuestra fe está en el corazón, en nuestra plena confianza en Dios, en nuestra sumisión a Dios, en dar nuestro corazón a Dios.
Esta visión de Abraham no es intelectual ni racional. Es una entrega total a Dios, incluso más allá de lo lógico. Se hicieron muchos sacrificios antes de Abraham: Adán, Caín, Noé. Pero nadie antes de Abraham había entregado todo su ser: su hijo, su futuro, su destino, su comprensión lógica de Dios. Abraham está listo para dar todo. Nosotros, no vemos el futuro ni el presente; puede ser sombrío, estar oculto en las tinieblas, tras unas nubes negras. Pero confiamos plenamente en El, porque Yiré. “El ve”. De aquí viene el nombre de Jerusalem, “Yire” , Dios mostrara, hará ver y “Shalem” paz, equilibrio y perfección.
(*)-Texto de la Biblia que se lee en este lugar. (Genesis 22, 1-19)
“Después de estos acontecimientos, Dios puso a prueba a Abraham, le dijo. Él respondió: "Aquí estoy". Entonces Dios le siguió diciendo: "Toma a tu hijo único, el que tanto amas, a Isaac; ve a la región de Moria, y ofrécelo en holocausto sobre la montaña que yo te indicaré". A la madrugada del día siguiente, ensilló su asno, tomó consigo a dos de sus servidores y a su hijo Isaac, y después de cortar la leña para el holocausto, se dirigió hacia el lugar que Dios le había indicado.
Al tercer día, alzando los ojos, divisó el lugar desde lejos, y dijo a sus servidores: "Quédense aquí con el asno, mientras yo y el muchacho seguimos adelante. Daremos culto a Dios, y después volveremos a reunirnos con ustedes”, recogió la leña para el holocausto y la cargó sobre su hijo Isaac; él, por su parte, tomó en sus manos el fuego y el cuchillo, y siguieron caminando los dos juntos.
Isaac rompió el silencio y dijo a su padre: "¡Padre!". Él respondió: "Sí, hijo mío". "Tenemos el fuego y la leña, continuó Isaac, pero ¿dónde está el cordero para el holocausto?"."Dios proveerá el cordero para el holocausto", respondió. Y siguieron caminando los dos juntos.
Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. Pero el Ángel del Señor lo llamó desde el cielo: "Aquí estoy", respondió él. Y el Ángel le dijo: "No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único". Al levantar la vista, vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Abraham llamó a ese lugar: "El Señor proveerá", y de allí se origina el siguiente dicho: "En la montaña del Señor se proveerá".
Luego el Ángel del Señor llamó por segunda vez a desde el cielo, y le dijo: "Juro por mí mismo –oráculo del Señor–: porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, yo te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos, y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra, ya que has obedecido mi voz". Y regresó a donde estaban sus servidores. Todos juntos se fueron a Bersheba, y residió allí.


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