viernes, 18 de diciembre de 2020

- Mosaicos de ángeles en la iglesia de la Natividad

Quienes amamos al Pueblo de Israel, tener que ir a tierras árabe/palestinas, hoy gobernadas por quienes no aman a Israel, e incluso muchos quisieran destruirlo,.. nos supone una verdadera dificultad. Por ello incluyo en este punto el texto recibido de un amigo israelita: "Belén de Judea es importante para el cristianismo porque así lo es para el judaísmo. Belén de Judea fue la ciudad de nacimiento de un judío también muy famoso y que sí llegó a ser Rey: David.
Belén de Judea es tan judía como lo son Jerusalén o Hebrón.   Que Belén sea hoy una ciudad palestina es porque Israel aceptó los Acuerdos de Oslo para salvar vidas y no porque exista algún vínculo histórico-religioso palestino. Y mucho menos podemos aceptar las afirmaciones de la propaganda palestina cuando escriben y repiten: "Jesús era un palestino".

Restauración de la Basilica de la Natividad de Belén. En septiembre de 2010 se firmó el acuerdo entre las tres instituciones responsables de la basílica: el Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, la Custodia de Tierra Santa y Patriarcado armenio ortodoxo de Jerusalén. Teniendo en cuenta los fondos disponibles, se puso en marcha de inmediato la restauración Las obras se iniciaron el 15 de septiembre de 2013 y la primera fase concluyó en marzo de 2015.

Es de especial interés la restauración de los mosaicos murales (125 metros cuadrados) y del pavimento, en las 50 columnas (28 de las cuales tienen pinturas al fresco del siglo XII que representan santos monjes.  En diciembre de 2017 ya se había instalado un nuevo sistema de iluminación y otro para la detección de humos.  La restauración del nártex permitió retirar un apuntalamiento de madera instalado en los años treinta del siglo pasado, durante el mandato británico.



La restauración de los mosaicos de las paredes finalizó en junio de 2016 con la restitución de los colores brillantes de los mosaicos y con una sorpresa: salió a la luz un séptimo ángel, que se daba por perdido y que se reencontró gracias a una técnica llamada termografía (técnica que consiste en explorar superficies sólidas para buscar obras escondidas por el paso del tiempo o el abandono). Después se trabajó en las columnas y en los mosaicos del pavimento.

La idea es concluir las obras a finales de 2019, pero faltan por recaudar más de 2 millones de euros para financiar la última fase de los trabajos que, en casi una década, han devuelto la limpieza, la eficiencia y la luz al complejo basilical de la Natividad en Belén.



Expertos italianos en remodelado pictórico limpian con meticulosidad un mosaico de ángeles. Las piedras trabajadas recobran la viveza y luminosidad arrebatada por el tiempo y contrastan con la opacidad de lo que aún no se ha recuperado.

Para restauradores como Silvio Sciortino, esto no es simplemente una tarea. “Me siento totalmente honrado, tenemos mucha suerte de trabajar en un lugar como éste“, expresa.

El equipo cree que lo más importante es preservar la huella del tiempo, “los restauradores están sensibilizados con la conservación del patrimonio, esta iglesia ha evolucionado con la civilización, ha crecido con la gente, y eso se está plasmado”, señala Stephane Milovitch, franciscano encargado de la revisión de las obras.

Los fragmentos restaurados brillan ahora en los muros blancos, sobre la cabeza de los visitantes, transfigurando este sitio del cristianismo contruido en una gruta en donde María dio a luz a Jesús.

Sobre el muro de la izquierda de la nave, siete ángeles bordeados de oro parecen haber llegado de pronto para velar por los peregrinos. Cada uno se encuentra entre dos ventanas, símbolo de la luz divina. Uno de ellos, de más de dos metros de alto, fue descubierto debajo de una capa de yeso durante la restauración. Sobre los ángeles y enfrente, otros mosaicos representan los diferentes sínodos, así como los ancestros de Jesús.

"Estos mosaicos fueron hechos con hojas de oro colocadas entre dos placas de vidrio", explicó Marcello Piacenti, quien supervisa los trabajos a cuenta de la empresa privada italiana Piacenti. "Sólo los rostros y los miembros están realizados con pequeñas piezas de piedra". 
"Cuando se entraba antes (de la restauración) en la iglesia no se podía ni distinguir que eran mosaicos". Inicialmente, los mosaicos cubrían la totalidad de los muros. Algo raro: la firma del jefe de obras y del artista todavía están visibles. En el coro, Santo Tomás, incrédulo, tiene su dedo en la herida de Cristo antes de la crucifixión.

En oposición, el oro y los colores se mezclan para reconstituir la llegada del Cristo a Jerusalén: los habitantes cubren el camino con palmas y abrigos, la entrada de la Ciudad Santa se desprende en el horizonte"Cuando los descubrí luego de la restauración me quedé sorprendido", asegura el padre Asbed Balian, superior de la Iglesia armenia de la Natividad, una de las tres Iglesias del lugar.

Debajo de los mosaicos de la nave, los restauradores recuperaron pinturas que datan de la misma época, sobre las columnas. Entre 1127 y el fin del siglo XII, los peregrinos ricos pagaban a artistas para que representen a los santos de sus familias o de su región en la iglesia. "Estos apenas se veían", cuenta Marcello Piacenti. Ahora se ven perfectamente las siluetas en las columnas rosadas. Sólo faltan los rostros, borrados por los musulmanes luego de la conquista islámica.

La Basílica de la Natividad actual fue construida poco después por decreto de otro césar, Justiniano, cuando el cristianismo ya era la religión oficial del Imperio. Por fuera tiene un aspecto macizo, pesado, propio de una fortaleza, y es algo deliberado para favorecer su perdurabilidad; hasta la puerta se hizo angosta, con la intención de evitar que se entrara a caballo, algo bastante habitual antaño.

En cambio, el interior presenta la ordenación basilical romana clásica, con una nave principal y dos laterales a su vez subdivididas en otras dos por filas de columnas. Paredes y suelo estaban cubiertos de mosaicos. Al final están el coro y el ábside.



De cada lado del primero bajan dos escaleras monumentales hacia la gruta subterránea, un recogido lugar de pequeñas dimensiones (13 metros de largo por 3 de ancho) donde se halla el punto exacto donde nació Jesús: está marcado con un agujero decorado con una estrella de plata de 14 puntas.

Adosada a la basílica, que es ortodoxa, hay un templo católico de estilo gótico tardío (la Iglesia de Santa Catalina); ortodoxos, católicos y católicos armenios tienen acceso al complejo, regido en común por sus respectivas iglesias.

Numerosos turistas y peregrinos llegados de todas partes del mundo son obligados a hacer una inclinación de su cabeza para poder acceder por la diminuta entrada de la Basílica.

Es muy particular el ingreso a la Basilica ya que desde afuera se ve una fortaleza, uno prácticamente puede caminar por delante de ella sin reconocerla. Esto es así ya que en la época de los cruzados se edificó una fortaleza para protegerla. Esta Basilica fue reconstruida solo una vez desde que fuera construida por Santa Elena, madre del Emperador Constantino en el siglo IV. Posteriormente fue ampliada. 

Pero no llego a ser demolida en la invasión Persa (destruyeron prácticamente todas las iglesias) dado que en el frente tenia un mosaico representando la llegada de los Reyes de Oriente, Sabios de Oriente, o Reyes Magos al verlos vestidos como Persas creyeron que era un lugar de adoración propio.

Aquí mismo San Jerónimo tradujo por primer vez la Biblia y tuvimos la gracia de celebrar la eucaristía. Esto fue antes de ingresar al lugar del nacimiento propiamente dicho, el mismo esta en una parte de la Basilica que esta manejada por Cristianos Ortodoxos. Es aquí donde todo comenzó, solo pensar que esta cueva de animales cobijo al Niño lo deja a uno sin aliento.

Siguiendo los pasos de la Sagrada Familia recordemos que el Sagrado Niño nació en una cueva, pero la Sagrada Familia, a días de haber recibido al Nińo recibe un nuevo mensaje y es el de emigrar a Egipto. Pero… ¿dónde se quedaron esos días entre el nacimiento y la huida?. La respuesta esta a escasos metros de la Cueva del Nacimiento (Basilica de la Natividad en la actualidad). Hoy se conoce el lugar como Cueva de la Leche, pero es en realidad el lugar que habitó la Sagrada Familia mientras estuvieron en Belén. 

Uno ingresa al lugar y es recibido por un cartel que reza “Mother of God pray for us” – “Madre de Dios reza por nosotros”, es que estamos ingresando en la casa de María en Belen. En esta casa hay alguna capillas menores, aunque una dedicada a Santa Maria de Jesús Crucificado de quien hablaremos después, pero al final de la casa, es decir en el punto más retirado del ingreso a la misma y tal y como es costumbre en la actualidad entre los habitantes de esta región, hay una cueva más pequeña donde la Virgen amantaba al Niño. En dicha cueva la Virgen derramó una gota de leche de su seno materno, transformando el color oscuro de la roca en un blanco purísimo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario