viernes, 18 de diciembre de 2020

- Navidad, el anuncio a los pastores

Quienes amamos al Pueblo de Israel, tener que ir a tierras árabe/palestinas, hoy gobernadas por quienes no aman a Israel, e incluso muchos quisieran destruirlo,.. nos supone una verdadera dificultad. Por ello incluyo en este punto el texto recibido de un amigo israelita: "Belén de Judea es importante para el cristianismo porque así lo es para el judaísmo. Belén de Judea fue la ciudad de nacimiento de un judío también muy famoso y que sí llegó a ser Rey: David.
Belén de Judea es tan judía como lo son Jerusalén o Hebrón.   Que Belén sea hoy una ciudad palestina es porque Israel aceptó los Acuerdos de Oslo para salvar vidas y no porque exista algún vínculo histórico-religioso palestino. Y mucho menos podemos aceptar las afirmaciones de la propaganda palestina cuando escriben y repiten: "Jesús era un palestino".

 La aldea de Beit-Sahur, que se alza en medio de los campos de Booz citados en el libro de Ruth (Rut 3,5), se ha identificado tradicionalmente con el Campo de los pastores, es decir, el lugar donde los ángeles anunciaron el nacimiento de Jesús a los pastores.

La moderna ciudad de Beit-Sahur se encuentra al sureste de Belén, a 600 m sobre el nivel del mar, y tiene unos 14.000 habitantes.  Hoy, Belén y Beit-Sahur se tocan, de forma que una parece continuación de la otra.  El casco urbano se ha extendido hasta ocupar los prados que rodeaban la vieja localidad.

Dios envió unos ángeles para que les dieran la gran noticia, la noticia más importante que ha habido y que habrá: “Había en la misma comarca unos pastores… Se les presentó el ángel del Señor, la gloria del Señor los envolvió en su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: – No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.  Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios diciendo:Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace” (Lucas 2, 8-14).

Sorprendidos y muy alegres, los pastores reunieron sus rebaños, recogieron sus ropas ysus provisiones, apagaron el fuego que habían encendido para calentarse, y, sin pensarlo mucho, salieron juntos a buscar lo que el ángel les había dicho. Nunca antes habían escuchado nada igual, y su corazón saltaba lleno de felicidad, una felicidad que nunca habían sentido.

No tardaron mucho en encontrar lo que buscaban. El lugar no estaba lejos de donde habían acampado: era una gruta que en las noches de lluvia y de nieve, les servía de refugio a ellos y a sus rebaños. María y a José estaban en silencio, contemplando a Jesús que dormía plácidamente, acostado entre pajas; un buey y una burra le daban calor con su aliento.

Entraron con cuidado para no despertar al niño, y contaron a sus padres lo que el Ángel de Dios les había comunicado; María y José los escuchaban en silencio; en su corazón sonaban campanas de gozo, que se reflejaban en sus ojos claros y limpios. 

Y el Evangelio termina: “Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho” (Lucas 2, 20). “María – y sin duda también José –, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón” (Lucas 2, 19).

Como parte del ciclo de la Natividad, se sitúa inmediatamente después del nacimiento de Jesús.Tras recibir el mensaje angélico de que el Mesías ha nacido, los pastores acuden a su lugar del nacimiento, típicamente descrito como un pesebre, cobertizo o portal de Belén. Se basa en el relato del Evangelio de Lucas

“Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. (Lucas, 2:15-20).

Las primeras personas que supieron que en Belén había nacido Jesús, fueron unos pastores que se encontraban en el campo, cuidando sus rebaños de ovejas y de cabras.

Belén se llamaba antes Efrata, la fértil, y Bethlehem, casa de pan, por sus cereales. La pequeña ciudad es un oasis en aquella región desértica.

Estos pastores no eran de Belén, sino trashumantes, ya que los ganados de las gentes de los pueblos los volvían a la noche a sus establos 13 , mientras que los de los trashumantes suelen estar allí hasta las primeras lluvias, que pueden venir de mediados de noviembre a mediados de enero. La temperatura puede ser suave. El 26 de diciembre de 1912 había, a la sombra, 26°.

Los pastores no gozaban de buena fama, pues se los tenía por "ladrones" . Un fariseo temería comprarles lana o leche por temor a que proviniesen del robo. Pero, si éste era el concepto, real o ficticio, debía de haber también entre ellos almas sencillas, como las de estos pastores.

Inesperadamente, se les apareció "un ángel del Señor." 

Al mismo tiempo, el evangelista dice que "la gloria del Señor" los rodeó iluminándolos". Es una teofanía. Alude a la presencia de Dios en el tabernáculo, sensibilizada en forma de una nube (Ex 16,10-20; Núm 14,10) o de fuego (Ex 24,17). Por eso aparece aquí, en la noche, luminosa (Mt 17,5). Al rodearlos de su luz, es por lo que "temieron grandemente." Era el temor ante la presencia de Dios, que así acreditaba al ángel y su anuncio: el hallarse encarnado en Belén.

El anuncio del ángel es el Evangelio: la Buena Nueva. Es la palabra que se usa por los traductores de la Biblia al griego, la Buena Nueva mesiánica. Les anuncia a ellos esta nueva, pero "es para todo el pueblo." El "pueblo" que aquí se considera es directamente Israel. Es el vocabulario del Antiguo Testamento, y el pueblo a quien se había prometido que en él nacería el Mesías.

"Hoy os ha nacido en la ciudad de David," Belén, donde según Miqueas (5,2), había de nacer el Mesías, un niño, que lo va a describir con los siguientes rasgos; es: "Un Salvador". Aunque va sin artículo, está referido a Cristo. Es el Salvador, pues, por antonomasia. Es la traducción conceptual griega de Jesús: "Yahvé salva." Este título sólo es usado por Lucas para aplicarlo a Cristo.

 

Salvador/salvación es uno de los temas principales de Lucas. Pero ya dentro del judaísmo, en la literatura mesiánica, es título que se reserva a Dios. En los Hechos de los Apóstoles tiene también sentido divino (3:15). San Pablo también lo usa en este sentido (Ef 5,23; Flp 3,20), como se ve en los contextos. Después que Lucas relata la anunciación, en la que dice que el Mesías se llamará Jesús — Salvador — y expresando en aquel pasaje su divinidad (v.35b; cf. v.17), esta expresión está evocando también la divinidad.

Y para precisar bien quién sea, se lo identifica: Es el "Cristo", es decir, el "Ungido," el Mesías. Y este Cristo es "el Señor". En la época helenística se ponía este nombre delante de los emperadores divinizados. San Pablo lo usa frecuentemente como expresión de la divinidad de Cristo. Era la palabra con que en el A.T. se traducía el nombre de Yahvé. Su aplicación ahora a Cristo por el procedimiento de "traslación" hace ver su divinidad. San Pablo, en Filipenses, después de decir que Cristo es Dios, lo proclama, en síntesis (2,11). Es la expresión con la que la primitiva comunidad cristiana profesaba la divinidad de Cristo. San Pedro, después de decir de El que está sentado en los cielos a "la diestra de Dios," dice que Dios lo hizo "Señor y Cristo" (Act 2,34-36).

Los pastores comprendieron que el Mesías había llegado. "Los pobres son evangelizados." Y se les dio una "señal" para encontrarlo. Era necesidad, pero era garantía. Es la descripción que antes hizo: un niño fajado y reclinado en un pesebre. El "signo " es frecuentemente usado en la Biblia. El "signo" no es para que encuentren al Niño, sino para garantía de la comunicación sobrenatural (Ex 3,12). Posiblemente hubo otras indicaciones para señalarles el lugar donde se hallaba. Pero ya esto era suficiente. El Mesías no había nacido en un palacio, ni con el esplendor humano y pompa esperados. Y el hecho de estar reclinado en un "pesebre" les indicaba que no había que buscarlo entre gentes de Belén, ya que allí habría nacido en su casa. Acaso supieron de esta familia llegada hacía poco, y ella con los signos de la maternidad, a la que acaso habían visto y sabían que se guardaban en una gruta; allí podían encaminarse.

Terminado el anuncio del ángel, se juntó con él, allí en el campo de los pastores, "una multitud del ejército celestial," es decir, de ángeles. Ya en el libro de Daniel (7,10) se habla de una multitud casi infinita de ellos, lo mismo que aparecen en la Escritura "alabando a Dios" (Sal 148,2; Job 38,7). Todo este coro entona allí una alabanza a Dios, diciendo: "Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad." El sentido del cántico es la glorificación que tiene Dios, que se lo supone viviendo en el cielo, al comenzar la obra redentora, con el Mesías en la tierra, y por lo cual se sigue la "paz," que para el judío es la suma de todos los bienes, y aquí es la suma de todos los bienes mesiánicos, que se van a dispensar a los hombres de "buena voluntad." para aquellos que van a tomar partido por Cristo cuando aparezca en su vida pública, como "señal de contradicción."

Capilla del Campo de los pastores en Bet Sahur, cerca de Belén

Los pastores fueron con presteza. A media hora de camino estaba Belén. El "signo" se cumple al encontrar lo que los ángeles les anunciaron. Los pastores, aquellos días fuertemente impresionados, lo divulgaron, y la gente se "maravilló."

                                      Capilla del Campo de los pastores en Bet Sahur, cerca de Belén

Lucas destaca la firmeza de "todas estas cosas" en el corazón de María, meditándolas,  "confrontándolas," "comparándolas," Era María que observaba, admirada, el modo como Dios iba preparando y realizando la obra de su Hijo, el Mesías.

Al nacimiento de Jesús fueron invitados unos pastores, gente sencilla y buena. No fueron invitados los cortesanos de Herodes, ni los fariseos, ni los miembros del Sanedrín. No fueron los grandes de este mundo, sino los pastores. Por humildes y sencillos, por ser dóciles al mensaje Divino.
En la actualidad, existen dos lugares identificados como tal: el latino, al norte del centro histórico, y el griego, al sureste.  Ambos lugares, a 500 metros uno de otro, surgen sobre los restos de complejos monásticos bizantinos, que a su vez integraban asentamientos anteriores. Ya San Jerónimo (que murió en Belén hacia el 419)  daba indicaciones sobre el lugar en el que habrían velado los pastores llamándolo Migdal Eder, torre del rebaño. 

La narración de Jerónimo permite deducir que en el siglo IV, en los Campos de los pastores, se veneraba el lugar del anuncio traído por los ángeles. Más arriba de la actual capilla también se han encontrado los restos de una torre, identificable con la Migdal Eder.

En esa zona se encuentran las cuevas, huecos en la piedra caliza, que fueron utilizadas como viviendas en el período romano-herodiano.

Probablemente fue un pequeño pueblo agrícola, porque se han encontrado también restos de antiguos molinos y otras huellas de la vida desde el mismo período. Las excavaciones practicadas parcialmente en 1859 por C. Guarmani, y reanudadas metódicamente en los años 1951-2 por el padre franciscano. V. Corbo, de la Custodia de Tierra Santa, dieron a la luz una gran instalación agrícola monástica, con numerosas prensas, piletas, silo y grutas. El lugar, habitado ya en la época herodiana, tuvo gran desarrollo en los siglos V-VII. Una primera iglesia del s. V. fue ampliada notablemente en el s. VI, y en el ábside se usaron piedras que provenían de la construcción de la Basílica del Nacimiento. 

Los altares y algunas inscripciones de mosaicos, confirman el carácter sagrado del lugar. Cerca de las ruinas del monasterio se construyó en 1953 el santuario del Gloria in excelsis Deo, con planos del arquitecto A. Barluzzi. En la parte exterior del muro, en forma de decágono, de piedra gris-rosada, hay cinco muros apoyados, en un plano inclinado que dan la apariencia de una tienda de nómadas. Internamente 10 pilastras sostienen una bóveda, con ventanas redondas, y encima de ella la cúpula. Las palabras del Angel a los pastores, están reproducidas en mosaico de oro, alrededor de la bóveda de la cúpula. Los franciscanos han limpiado y convertido esas grutas en capillitas muy características.

Hoy siguen siendo invitados los humildes, los que aceptan a Dios y sus mandamientos, los sencillos, los pobres de espíritu. Jesús es el patrón de los desamparados, de los sin techo, de los emigrantes, de todos los miserables, enfermos, hambrientos…

Para el Creador del mundo un establo de animales. No había lugar para Él en ninguna casa de Belén. Para enseñarnos que las cosas materiales no son la felicidad del hombre sino las celestiales. ¡Qué contraste tan brutal con ese afán nuestro de poseer más y más cosas! Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos. “He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir”




- Mosaicos de ángeles en la iglesia de la Natividad

Quienes amamos al Pueblo de Israel, tener que ir a tierras árabe/palestinas, hoy gobernadas por quienes no aman a Israel, e incluso muchos quisieran destruirlo,.. nos supone una verdadera dificultad. Por ello incluyo en este punto el texto recibido de un amigo israelita: "Belén de Judea es importante para el cristianismo porque así lo es para el judaísmo. Belén de Judea fue la ciudad de nacimiento de un judío también muy famoso y que sí llegó a ser Rey: David.
Belén de Judea es tan judía como lo son Jerusalén o Hebrón.   Que Belén sea hoy una ciudad palestina es porque Israel aceptó los Acuerdos de Oslo para salvar vidas y no porque exista algún vínculo histórico-religioso palestino. Y mucho menos podemos aceptar las afirmaciones de la propaganda palestina cuando escriben y repiten: "Jesús era un palestino".

Restauración de la Basilica de la Natividad de Belén. En septiembre de 2010 se firmó el acuerdo entre las tres instituciones responsables de la basílica: el Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, la Custodia de Tierra Santa y Patriarcado armenio ortodoxo de Jerusalén. Teniendo en cuenta los fondos disponibles, se puso en marcha de inmediato la restauración Las obras se iniciaron el 15 de septiembre de 2013 y la primera fase concluyó en marzo de 2015.

Es de especial interés la restauración de los mosaicos murales (125 metros cuadrados) y del pavimento, en las 50 columnas (28 de las cuales tienen pinturas al fresco del siglo XII que representan santos monjes.  En diciembre de 2017 ya se había instalado un nuevo sistema de iluminación y otro para la detección de humos.  La restauración del nártex permitió retirar un apuntalamiento de madera instalado en los años treinta del siglo pasado, durante el mandato británico.



La restauración de los mosaicos de las paredes finalizó en junio de 2016 con la restitución de los colores brillantes de los mosaicos y con una sorpresa: salió a la luz un séptimo ángel, que se daba por perdido y que se reencontró gracias a una técnica llamada termografía (técnica que consiste en explorar superficies sólidas para buscar obras escondidas por el paso del tiempo o el abandono). Después se trabajó en las columnas y en los mosaicos del pavimento.

La idea es concluir las obras a finales de 2019, pero faltan por recaudar más de 2 millones de euros para financiar la última fase de los trabajos que, en casi una década, han devuelto la limpieza, la eficiencia y la luz al complejo basilical de la Natividad en Belén.



Expertos italianos en remodelado pictórico limpian con meticulosidad un mosaico de ángeles. Las piedras trabajadas recobran la viveza y luminosidad arrebatada por el tiempo y contrastan con la opacidad de lo que aún no se ha recuperado.

Para restauradores como Silvio Sciortino, esto no es simplemente una tarea. “Me siento totalmente honrado, tenemos mucha suerte de trabajar en un lugar como éste“, expresa.

El equipo cree que lo más importante es preservar la huella del tiempo, “los restauradores están sensibilizados con la conservación del patrimonio, esta iglesia ha evolucionado con la civilización, ha crecido con la gente, y eso se está plasmado”, señala Stephane Milovitch, franciscano encargado de la revisión de las obras.

Los fragmentos restaurados brillan ahora en los muros blancos, sobre la cabeza de los visitantes, transfigurando este sitio del cristianismo contruido en una gruta en donde María dio a luz a Jesús.

Sobre el muro de la izquierda de la nave, siete ángeles bordeados de oro parecen haber llegado de pronto para velar por los peregrinos. Cada uno se encuentra entre dos ventanas, símbolo de la luz divina. Uno de ellos, de más de dos metros de alto, fue descubierto debajo de una capa de yeso durante la restauración. Sobre los ángeles y enfrente, otros mosaicos representan los diferentes sínodos, así como los ancestros de Jesús.

"Estos mosaicos fueron hechos con hojas de oro colocadas entre dos placas de vidrio", explicó Marcello Piacenti, quien supervisa los trabajos a cuenta de la empresa privada italiana Piacenti. "Sólo los rostros y los miembros están realizados con pequeñas piezas de piedra". 
"Cuando se entraba antes (de la restauración) en la iglesia no se podía ni distinguir que eran mosaicos". Inicialmente, los mosaicos cubrían la totalidad de los muros. Algo raro: la firma del jefe de obras y del artista todavía están visibles. En el coro, Santo Tomás, incrédulo, tiene su dedo en la herida de Cristo antes de la crucifixión.

En oposición, el oro y los colores se mezclan para reconstituir la llegada del Cristo a Jerusalén: los habitantes cubren el camino con palmas y abrigos, la entrada de la Ciudad Santa se desprende en el horizonte"Cuando los descubrí luego de la restauración me quedé sorprendido", asegura el padre Asbed Balian, superior de la Iglesia armenia de la Natividad, una de las tres Iglesias del lugar.

Debajo de los mosaicos de la nave, los restauradores recuperaron pinturas que datan de la misma época, sobre las columnas. Entre 1127 y el fin del siglo XII, los peregrinos ricos pagaban a artistas para que representen a los santos de sus familias o de su región en la iglesia. "Estos apenas se veían", cuenta Marcello Piacenti. Ahora se ven perfectamente las siluetas en las columnas rosadas. Sólo faltan los rostros, borrados por los musulmanes luego de la conquista islámica.

La Basílica de la Natividad actual fue construida poco después por decreto de otro césar, Justiniano, cuando el cristianismo ya era la religión oficial del Imperio. Por fuera tiene un aspecto macizo, pesado, propio de una fortaleza, y es algo deliberado para favorecer su perdurabilidad; hasta la puerta se hizo angosta, con la intención de evitar que se entrara a caballo, algo bastante habitual antaño.

En cambio, el interior presenta la ordenación basilical romana clásica, con una nave principal y dos laterales a su vez subdivididas en otras dos por filas de columnas. Paredes y suelo estaban cubiertos de mosaicos. Al final están el coro y el ábside.



De cada lado del primero bajan dos escaleras monumentales hacia la gruta subterránea, un recogido lugar de pequeñas dimensiones (13 metros de largo por 3 de ancho) donde se halla el punto exacto donde nació Jesús: está marcado con un agujero decorado con una estrella de plata de 14 puntas.

Adosada a la basílica, que es ortodoxa, hay un templo católico de estilo gótico tardío (la Iglesia de Santa Catalina); ortodoxos, católicos y católicos armenios tienen acceso al complejo, regido en común por sus respectivas iglesias.

Numerosos turistas y peregrinos llegados de todas partes del mundo son obligados a hacer una inclinación de su cabeza para poder acceder por la diminuta entrada de la Basílica.

Es muy particular el ingreso a la Basilica ya que desde afuera se ve una fortaleza, uno prácticamente puede caminar por delante de ella sin reconocerla. Esto es así ya que en la época de los cruzados se edificó una fortaleza para protegerla. Esta Basilica fue reconstruida solo una vez desde que fuera construida por Santa Elena, madre del Emperador Constantino en el siglo IV. Posteriormente fue ampliada. 

Pero no llego a ser demolida en la invasión Persa (destruyeron prácticamente todas las iglesias) dado que en el frente tenia un mosaico representando la llegada de los Reyes de Oriente, Sabios de Oriente, o Reyes Magos al verlos vestidos como Persas creyeron que era un lugar de adoración propio.

Aquí mismo San Jerónimo tradujo por primer vez la Biblia y tuvimos la gracia de celebrar la eucaristía. Esto fue antes de ingresar al lugar del nacimiento propiamente dicho, el mismo esta en una parte de la Basilica que esta manejada por Cristianos Ortodoxos. Es aquí donde todo comenzó, solo pensar que esta cueva de animales cobijo al Niño lo deja a uno sin aliento.

Siguiendo los pasos de la Sagrada Familia recordemos que el Sagrado Niño nació en una cueva, pero la Sagrada Familia, a días de haber recibido al Nińo recibe un nuevo mensaje y es el de emigrar a Egipto. Pero… ¿dónde se quedaron esos días entre el nacimiento y la huida?. La respuesta esta a escasos metros de la Cueva del Nacimiento (Basilica de la Natividad en la actualidad). Hoy se conoce el lugar como Cueva de la Leche, pero es en realidad el lugar que habitó la Sagrada Familia mientras estuvieron en Belén. 

Uno ingresa al lugar y es recibido por un cartel que reza “Mother of God pray for us” – “Madre de Dios reza por nosotros”, es que estamos ingresando en la casa de María en Belen. En esta casa hay alguna capillas menores, aunque una dedicada a Santa Maria de Jesús Crucificado de quien hablaremos después, pero al final de la casa, es decir en el punto más retirado del ingreso a la misma y tal y como es costumbre en la actualidad entre los habitantes de esta región, hay una cueva más pequeña donde la Virgen amantaba al Niño. En dicha cueva la Virgen derramó una gota de leche de su seno materno, transformando el color oscuro de la roca en un blanco purísimo.



- La matanza de los niños inocentes

Quienes amamos al Pueblo de Israel, tener que ir a tierras árabe/palestinas, hoy gobernadas por quienes no aman a Israel, e incluso muchos quisieran destruirlo,.. nos supone una verdadera dificultad. Por ello incluyo en este punto el texto recibido de un amigo israelita: "Belén de Judea es importante para el cristianismo porque así lo es para el judaísmo. Belén de Judea fue la ciudad de nacimiento de un judío también muy famoso y que sí llegó a ser Rey: David. Belén de Judea es tan judía como lo son Jerusalén o Hebrón.   Que Belén sea hoy una ciudad palestina es porque Israel aceptó los Acuerdos de Oslo para salvar vidas y no porque exista algún vínculo histórico-religioso palestino. Y mucho menos podemos aceptar las afirmaciones de la propaganda palestina cuando escriben y repiten: "Jesús era un palestino".

- La matanza de los niños inocentes, El relato del evangelio de Mateo 2, 16-18 trata sobre la orden dada por Herodes I el Grande de ejecutar a los niños nacidos en Belén y menores de dos años. Según el pasaje de Mateo, Herodes dio esta orden al verse engañado por los sabios del oriente que habían prometido proporcionarle el lugar exacto del nacimiento de Jesús. 




“Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los magos. Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.».(Mateo 2, 16-18)

El relato inspiró numerosas obras artísticas, en particular en la pintura y escultura, y su difusión en la cultura universal tornó la figura de Herodes en el arquetipo de los opresores, que no dudan en cometer crímenes, incluso el asesinato múltiple de víctimas indefensas, por miedo a perder el poder.



Se celebró misa este 28 de diciembre en Belén, justo sobre la tumba de los Santos Inocentes: una de las pequeñas grutas bajo la iglesia de Santa Catalina de la Natividad en Belén, en la capilla de San José. Asistieron los frailes franciscanos de la Custodia de Tierra Santa, junto a religiosas, fieles locales y peregrinos.

Durante su homilía nos recordó que el sufrimiento no está lejos de la alegría de Navidad, puesto que al día siguiente ya nos encontramos celebrando al primer mártir, san Esteban. En esta festividad de los santos Inocentes no hacemos memoria solamente de las criaturas que Herodes hizo asesinar, sino de todas las que hoy en día son asesinadas cuando el individualismo y la búsqueda de enriquecimiento provoca sufrimiento y muerte de inocentes.

Al medio día, como cada día, la comunidad hizo la procesión que, partiendo de la iglesia de santa Catalina va hacia la gruta del Nacimiento y, desde allí, pasa por las grutas adyacentes. La última estación que suele detenerse en uno de los altares de alguna de las grutas, esta vez lo hizo ante el altar de los Santos Inocentes, especialmente engalanado para la ocasión.
Los sepulcros de los santos niños inocentes de Belén, junto a la Capilla a ellos dedicada

En esta fecha se recuerda a los niños asesinados por mandato de Herodes, tras el nacimiento de Jesús, por miedo a ser derrocado. Durante la masacre de todos los hijos varones menores de dos años, como narra el evangelio de Mateo, San José fue avisado en un sueño para que huyera a Egipto con Jesús y María y el sitio donde tuvo el sueño es precisamente donde se celebra la liturgia.



El vicario habló de todas las preguntas que podríamos hacernos en relación con este suceso: ¿Por qué Dios salva a Jesús y no a todos los niños de Belén?. ¿Por qué los niños son considerados mártires, aunque no tomaran ninguna decisión? «La razón de esta aparente incoherencia de Dios solo puede entenderse a través de la encarnación de Jesús». El gran paso que todos debemos dar es salir de la lógica humana. «En la Cruz, Jesús demostró que él no destruye a sus enemigos, pero es Él quien vence. Y no como nosotros habríamos esperado»: Dios da valor propio a la muerte inocente, como dio valor a la muerte de Jesús. En el relato bíblico  Herodes I el Grande es «el arquetipo de todos los sanguinarios» que no dudan en sacrificar a los indefensos. De allí proviene el sobrenombre por antonomasia de «inocentes».



Anselm Grün escribió que Herodes actuó por miedo: temía a Jesús niño a quien los magos de oriente designaron como el rey de los judíos recién nacido: «Al enterarse, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mateo 2, 3). El poderoso tenía miedo de que lo nuevo pudiera quitarle poder: «Herodes tenía poder sobre la tierra y sobre los hombres. Pero éste no era la expresión de su fuerza interior, sino que estaba acuñado por el miedo. Por él, asesina cruelmente a todos sus rivales [...] Por su temor hace matar a todos los niños de hasta dos años de edad. Herodes está atrapado en su miedo. Y su política, la que él ejerce, es una política de miedo. Y así difunde por doquier a su alrededor únicamente terror. Los hombres que se aferran a su poder por miedo abusan del poder. Y solo pueden mantener su reinado al infundir miedo».

-Pedro Ignacio Fraile Yécora, señala: “Herodes es el prototipo de todos los opresores que asesinan solo por miedo a perder un ápice de poder. En los inocentes de Belén vemos una realidad que siglo tras siglo, década tras década, empaña la historia de la Humanidad y se torna en rostros concretos, independientemente de las razas o religiones. La matanza de inocentes es una realidad que no podemos negar, de la misma forma que cada época ve surgir un nuevo faraón-Herodes que hace de la vida humana un objeto de trabajo, de libre uso o de placer, sobre el que decide según su conveniencia. Los santos inocentes están vivos hoy y siguen mostrando sus rostros perseguidos.



La brutalidad del episodio está en armonía con el carácter de Herodes, tal como Josefo lo describió (Antigüedades judías, 15.3, 3 § 53-56). Josefo presentó a Herodes como un ser patológicamente celoso de su poder: varios de sus familiares fueron asesinados por orden suya, ya que sospechaba que trataban de suplantarlo. No cabe duda de que Josefo quiso describir a Herodes con los tintes más oscuros que le fue posible, y resulta difícil de explicar la ausencia de la matanza de Belén en Josefo, excepto suponiendo que no tuviera noticia alguna de ella. En consecuencia, habría que tomar en consideración la posibilidad de que los incidentes del capítulo 2 del Evangelio de Mateo sean una presentación simbólica de la mesianidad regia de Jesús, a la que se oponen los poderes seculares. La oposición a Jesús terminaría por lograr sus fines con su pasión y muerte.

Misa de los santos inocentes, en las grutas de la Basilica de la Natividad, junto a su capill

Antonio Piñero señaló que muchos estudiosos dudan de la «historicidad» del relato en el sentido moderno del término, y que se suele considerar una reelaboración de otras narraciones del Antiguo Testamento: ”Herodes que busca cómo liquidar a Jesús y la matanza de los inocentes sería una aplicación a los tiempos primeros de Jesús de la historia del malvado Faraón que quiso acabar con Moisés niño y que mataba a los recién nacidos varones de los israelitas (Éxodo 2 y siguientes). [...] No hay que extrañarse de este procedimiento para nosotros hoy tan singular que se ha denominado «historia teológica»: existían en la Antigüedad muchos modelos y precedentes para ello. Una vez que pasados los años se conocía la grandeza de tal o cual personaje, se confeccionaba a base de tradiciones más o menos fiables, o incluso de leyendas, una historia de su nacimiento en la que se ponían de relieve las circunstancias prodigiosas, maravillosas, divinas, del tal nacimiento. Así ocurrió con el rey persa Ciro (narración compuesta por Heródoto), con Alejandro  Magno (por Plutarco), o con el filósofo Apolonio de Tiana (por Filóstrato).

En el Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo se señala que, si bien existe la posibilidad de que el relato no sea histórico, posee cierta verosimilitud y recuerda el decreto del faraón de matar a todos los primogénitos varones israelitas (Éxodo 1,16), un clásico ejemplo del genocida abuso del poder. En el caso de que el relato sea histórico, el número de niños asesinados no tendría que haber pasado de veinte.

Tumbas de los niños inocentes asesinados por Herodes, en la capilla a ellos dedicada en Belén

José María Cabodevilla sugirió el significado que este crimen pudo tener para Herodes I el Grande: “Pero los clamores de Raquel no llegaban a oídos de Herodes. Acababa de retirarse, presa de terrible enfermedad, a las caldas de Callirhoe, junto al Mar Muerto. Su corazón, además, no era sensible a clamores de esa naturaleza. ¿Qué podía importarle a él la muerte de veinte o treinta hijos de pastores sin nombre? La ejecutoria de su reinado se compone, sobre todo, de hazañas criminales. Apenas conquistó Jerusalén y se instaló allí como rey, ordenó matar a cuarenta y cinco partidarios de Antígono, su contendiente. Mató a su cuñado Aristóbulo, a los dos esposos de su hermana Salomé, a su propia suegra Alejandra, a su mujer Marianne, a sus hijos Alejandro y Aristóbulo. A sabiendas del terror y hostilidad que su persona despertaba, con el fin de evitar la alegría del pueblo en el momento de su muerte, ordenó a sus más íntimos colaboradores que, cuando él muriera, pasaran por las armas a incontables judíos ilustres que previamente habían sido concentrados en el hipódromo de Jericó. ¿Que suponía para este monarca, sanguinario como nadie, la sangre de treinta niños? Quizá verdaderamente supuso mucho. ¿Para bien o para mal? Los más sagaces historiadores, que quizá descubran aún nuevos crímenes a cuenta del famoso rey, no podrán jamás revelarnos los últimos minutos de aquella vida atroz [...]

Ya en la segunda mitad del siglo IV se conmemoraba litúrgicamente a los santos inocentes como aparece en homilías de Gregorio Nacianceno,​ y de Gregorio de Nisa,​ en ambos casos vinculadas a la celebración de la Natividad. Entre finales del siglo IV y mediados del siglo V, la festividad se asoció además en Occidente (Roma, África) con Epifanía, relacionándola con la adoración de los magos.​ De allí se supone que durante el siglo V se instituyó el culto propio a los santos inocentes: el Sacramentario leonino (485 dC) ubicó la festividad junto con las de san Esteban y san Juan. La festividad terminó por fijarse para el 28 de diciembre, en tanto que los griegos la celebran el 29 de diciembre, los sirios y caldeos el 27 de diciembre, y en el rito mozárabe el 8 de enero.​

Esas fechas no tienen relación con el orden cronológico del acontecimiento: en el rito romano, la festividad de los niños inocentes (considerados mártires por sangre solamente, sin que hayan deseado el martirio) se celebra hoy dentro de la octava de Navidad, junto con la de Esteban el protomártir (mártir por voluntad-amor y dolor), y Juan el apóstol y evangelista (mártir por voluntad-amor, pero sin que el martirio ocurriera finalmente). Así lo explica Cabodevilla: “En los días consecutivos al nacimiento (Navidad) celebramos la memoria de los compañeros de Cristo: Esteban, mártir en el deseo y en la realidad; Juan, mártir en el deseo pero no en la realidad; los Santos Inocentes, mártires en la realidad, pero no en el deseo. No solo forman el más inmediato cortejo del Cordero degollado, sino que son sus cooperadores en la eficacia victimal.” 

Los armenios ubicaron la celebración de la festividad el lunes después del segundo domingo de Pentecostés (Menología armenia, 11 de mayo), porque creen que los santos inocentes fueron masacrados quince semanas después del nacimiento de Jesucristo.