viernes, 31 de julio de 2020

- Los Magos de Oriente y la Estrella

La astronomía babilónica para entender más del nacimiento de Jesús
Aquí tenemos una explicación lógica e impulsada por la ciencia para el viaje de los magos y la estrella de Belén, algo que los eruditos han buscado durante siglos. Esta es la explicación ofrecida por el doctor Simo Parpola, profesor retirado de Asiriología en la Universidad de Helsinki, Finlandia. El profesor Parpola también fue investigador asociado y consultor del Chicago Assyrian Dictionary y publicó numerosos libros y artículos sobre una amplia gama de temas, incluyendo la ciencia y la astrología mesopotámicas, la historia asiria, la ideología real y la religión, y la antigua geografía del Cercano Oriente.

La maravillosa estrella que se cernía sobre Belén en el nacimiento de Jesús ha desconcertado a los estudiosos de la Biblia y a los astrónomos.
Los intentos de identificar la estrella con fenómenos celestes históricos no han sido concluyentes en el mejor de los casos, lo que ha llevado a muchos a descartar el relato del Evangelio como un mito hermoso pero imaginativo.
Otros siguen volviendo a esta pregunta, sabiendo que si solo pudiéramos vincular la estrella con un evento celestial específico, también podríamos señalar la fecha del nacimiento de Jesús.
Porque aunque hoy celebramos el nacimiento de Jesús en el año 1 dC, la mayoría de los estudiosos creen que en realidad nació en algún momento entre el 7 y el 4 aC., Y según el Evangelio de Mateo se indica que Jesús nació tarde en el reinado del rey Herodes de Judea, quien murió en 4 dC 

Quizás la astronomía babilónica puede proporcionar la clave para identificar la estrella y fechar el nacimiento de Jesús: Eso es porque el Evangelio de Mateo nos dice que los magos, astrónomos del Este, creían que la estrella los conduciría a un nuevo rey. ¿Por qué? ¿Qué sabían los magos? ¿Qué información tenían?..:Quizás esto:
1-Una conjunción triple de Júpiter, Saturno y Piscis, una vez cada 800 años.
2-El dios babilónico Marduk, el rey, y Ea, dios babilónico de la sabiduría.
3-Un raro y excepcional almanaque babilónico
4-Un vacío de poder político en el Cercano Oriente
5-Júpiter y Saturno en movimiento retrógrado a fines de diciembre, 7 aC.
--Suma todo y ¿qué obtienes? Una explicación lógica e impulsada por la ciencia para el viaje de los magos y la estrella de Belén, algo que los eruditos han buscado durante siglos. Esta es la explicación ofrecida por Simo Parpola, profesor retirado de Asiriología en la Universidad de Helsinki, Finlandia. El profesor Parpola también fue investigador asociado y consultor del Chicago Assyrian Dictionary y publicó numerosos libros y artículos sobre una amplia gama de temas, incluyendo la ciencia y la astrología mesopotámicas, la historia asiria, la ideología real y la religión, y la antigua geografía del Cercano Oriente.
Ahora, el conocimiento más amplio de este distinguido erudito de la astronomía babilónica, con un toque de la política del Cercano Oriente del siglo I aC.: nos da la teoría más convincente y exhaustiva no solo sobre cómo una "estrella" parecía moverse y detenerse sobre Belén en Judea, sino también cómo habría sido interpretada por los sabios de Babilonia, y por qué esa interpretación los llevó a recorrer 750 millas por el desierto.
Los magos habrían hecho en Jerusalén una larga parada, anterior a poder llegar a Belén y poder encontrar al Niño en el establo, ocurrió cuando la "estrella", o la conjunción de dos planetas y una constelación, se detuvieron en su viaje hacia Belén. Esta "pausa" ocurrió debido a un efecto visual astronómico en el que la Tierra, viajando más rápido que los otros dos planetas, los alcanzó brevemente.
Por lo tanto, puede ver cómo el profesor Parpola cubre una de las muchas objeciones que se han hecho sobre las teorías científicas de la estrella a lo largo de los siglos.
Y los factores enumerados al comienzo de este articulo, explicando cómo los babilonios vieron eventos astronómicos inusuales, los vincularon con dioses y reyes, los consideraron presagios de eventos políticos e incluso dieron la palabra kakkabu para nombrar el evento.
Para los babilonios, esa palabra “kakkabu” significaba una estrella, un planeta o una constelación, lo que llevó a los investigadores modernos, hasta ahora, a descartar eventos como la conjunción porque no era una sola estrella, como la tradición cristiana llegó a creer.
Por lo tanto, el vasto conocimiento del profesor Parpola sobre la sociedad babilónica y el descubrimiento arqueológico del almanaque que rastreó la conjunción viajera es lo que hace que todo esto sea posible. ¿Qué más podemos aprender sobre este tema en particular, el nacimiento de Jesús, de la investigación académica?.

La explicación más razonable es que hubiera una conjunción de planetas, es decir, que dos se aproximaran mucho en su órbita y pudieran divisarse en el cielo de este modo. Están probados este tipo de fenómenos en la época, sobre todo entre Júpiter y Saturno, así que puede que MelchorGaspar y Baltasar (o sus contemporáneos) usasen este fenómeno como referencia para llegar a su destino.
Esta conjunción planetaria sucedió el 1 de mayo de 2011. Aparecen Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y la Luna.
Y aunque la opción de una supernova puede parecer la más apropiada, muchos sostienen que no tuvo por qué ser una estrella. Pudo ser Júpiter, en conjunción con Saturno y Marte. En aquella época, los planetas eran “estrellas errantes”, y, para muchos, tenían un importante significado astrológico o místico. En los años 6 y 5 antes de nuestra era hubo varias conjunciones en la constelación de Piscis.
Por un lado, ¡dos profesores distinguidos han debatido dónde nació realmente Jesús! ¿Podría toda la tradición cristiana haberse equivocado en los últimos milenios?
No, la tradición oral en Oriente es muy importante y ella nos indica que “Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes”.

Buscando el camino de los Magos: los Magos habrían podido seguir la Ruta del Incienso que unía Egipto con la India atravesando la Península Arábiga. Según esta hipótesis, la ciudad de Hadramut, en lo que hoy es Yemen, habría sido el origen del recorrido de los Reyes Magos, que habrían cruzado la Península Arábiga para llegar a Egipto y después a Belén de Judea.
Otras teorías apuntan a Persépolis (en lo que hoy es Irán) como inicio del recorrido de los Reyes Magos para adorar a Jesús. De ser así, habrían cruzado Irak, Siria, Líbano y Palestina en un largo viaje de cerca de 2.000 kilómetros. Otros, en cambio, creen que el origen podría haber sido la antigua Babilonia en la actual Falluja. Este camino reseguiría el río Éufrates enlazando las ciudades de Tadmur, Damasco, Amán, Jerusalén hasta dirigirse al sur hasta Belén.
Un grupo de unos 60 expedicionarios de diferentes religiones recreó en el año 2000 el posible itinerario que podrían haber seguido los Reyes Magos de Oriente. Su largo viaje en camello, de unos 1.600 kilómetros, duró 83 días en los que atravesaron Irak, Siria, Jordania y Cisjordania para llegar a Belén.
¿Qué nos dice la Bíblia?
Estos versículos constituyen la única referencia evangélica a los tres “magos”. Es en el Evangelio de San Mateo en el capitulo 2, 1-16:
“Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel.
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño.
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino”.

Un biblista y también historiador, ofrece su opinión:
Para historiadores religiosos como Armand Puig, decano de la Facultad de Teología de Barcelona y biblista de prestigio internacional, el evangelio de Mateo es la principal pista de toda la investigación. (entrevista a la prensa en diciembre 2017).
“Estos versículos narran la visita de unos sabios venidos de Oriente en un tiempo sin determinar que siguen una estrella, pero con detalles fundamentales para averiguar su procedencia”, apunta Puig en conversación. “Hay que leer atentamente a Mateo y racionalizarlo, da claves para explicar pormenores de los llamados reyes magos”, insiste. Precisamente el tiempo es una de las claves para deducir la ruta que siguieron Melchor, Gaspar y Baltasar. Según explica Mateo, la residencia de José y Maria en Belén culmina con la visita de los “Sabios de Oriente”, en un momento impreciso después del nacimiento. Mateo escribe que los sabios encuentran al niño y a su madre en una “casa” y no en un establo.
Además, Mateo convierte en coprotagonista de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes. Una aparición nada badalí, puesto que Herodes ordenó la masacre de los niños nacidos desde dos años antes. A todo esto hay que sumar un aspecto filológico que es el participio aoristo particular del griego que utiliza Mateo con el verbo nacer del versículo 2. Esta forma verbal tiene un matiz de indeterminación temporal que tanto podría traducirse como “nació” o “ha nacido” y, por tanto, no significa que Jesús sea un recién nacido.
Una vez establecido que los Reyes Magos pudieron tomarse su tiempo para llegar a Belén, dos teorías explican su origen. Por un lado, ante la genérica procedencia de “Oriente”, coexisten los que defienden que eran persas y, por otro, los que opinan que su origen es árabe.
Puig está convencido que provinieron de Persia. En su pormenorizado estudio sobre el nacimiento de Jesús, el teólogo recuerda que “Arabia” se entendía en la antigüedad como el antiguo reino nabateo, en el que se encontraba Damasco, al este de Perea y Judea. “Un detalle histórico remacharía la idea de su origen persa, y es el cuadro de la Natividad en la iglesia de Belén”, describe Puig. “Cabe recordar que en el año 614, los persas no la destruyeron durante su invasión a Tierra Santa porque vieron en ella imágenes de los tres sabios con atuendos típicos de su país”, añade.
En el libro The Star of Bethlehem del astrónomo Mark Kidger (Princeton University Press, 1999), se concluye que la estrella que Melchor, Gaspar y Baltasar utilizaron como GPS no fue ningún cometa, sino probablemente una Nova -que Kidger bautiza como DO Aquilae- que además fue constatada por astrónomos chinos y coreanos a mediados de marzo del año 5 antes de Cristo.
Teniendo en cuenta que Jesús nació entre el invierno del año 7 y marzo del 6 tiene todo el relato que escribe Mateo sobre cómo los tres sabios siguieron la estela y llegaron a tiempo de adorar el niño Jesús. Un tiempo que hubiera permitido a los tres sabios cruzar Oriente para llegar antes que la familia de Jesús abandonara Belén.
Los astrónomos chinos y coreanos que detectaron “un objeto celeste muy brillante” se situaría en las modernas constelaciones de Capricornio y Aquila y hubiera sido visible aproximadamente durante tres meses. Primero al este, cuando la hubieran visto en una posición baja; y después al sur -Belén está al sur de Jerusalén, según un cambio astronómico de 90 grados de sureste a suroeste.
Para Puig la estrella de Kidger y los testigos coreanos completan el sudoku de las fechas. La Nova que propone Kidger es un “elemento de plausibidad histórica” alrededor del nacimiento de Jesús no del momento de su nacimiento, sino que dataría la llegada a Belén de unos sabios astrónomos (o astrólogos) de Oriente entre marzo-mayo del año 5 aC, cuando Jesús nació muy probablemente entre el 7 y 6 aC.
Este intervalo de un año y medio a dos años cuenta con un aliado extraordinario y es el plazo que Herodes marcó para masacrar a los niños después del nacimiento de Jesús: dos años (Mt, 2, 16).

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