La astronomía
babilónica para entender más del nacimiento de Jesús
Aquí tenemos una explicación lógica e impulsada por
la ciencia para el viaje de los magos y la estrella de Belén, algo que los
eruditos han buscado durante siglos. Esta es la explicación ofrecida por el
doctor Simo Parpola, profesor retirado de Asiriología en la
Universidad de Helsinki, Finlandia. El profesor Parpola también fue
investigador asociado y consultor del Chicago Assyrian Dictionary y publicó
numerosos libros y artículos sobre una amplia gama de temas, incluyendo la
ciencia y la astrología mesopotámicas, la historia asiria, la ideología real y
la religión, y la antigua geografía del Cercano Oriente.
La maravillosa estrella que se
cernía sobre Belén en el nacimiento de Jesús ha desconcertado a los estudiosos
de la Biblia y a los astrónomos.
Los intentos de identificar la
estrella con fenómenos celestes históricos no han sido concluyentes en el mejor
de los casos, lo que ha llevado a muchos a descartar el relato del Evangelio
como un mito hermoso pero imaginativo.
Otros siguen volviendo a
esta pregunta, sabiendo que si solo pudiéramos vincular la estrella con un
evento celestial específico, también podríamos señalar la fecha del nacimiento
de Jesús.
Porque aunque hoy celebramos
el nacimiento de Jesús en el año 1 dC, la mayoría de los estudiosos creen que
en realidad nació en algún momento entre el 7 y el 4 aC., Y según el
Evangelio de Mateo se indica que Jesús nació tarde en el reinado del rey
Herodes de Judea, quien murió en 4 dC
Quizás la astronomía
babilónica puede proporcionar la clave para identificar la estrella y fechar el
nacimiento de Jesús: Eso es porque el Evangelio de Mateo nos dice que los
magos, astrónomos del Este, creían que la estrella los conduciría a un nuevo rey. ¿Por
qué? ¿Qué sabían los magos? ¿Qué información tenían?..:Quizás esto:
1-Una conjunción triple de Júpiter, Saturno y
Piscis, una vez cada 800 años.
2-El dios babilónico Marduk, el rey, y Ea, dios
babilónico de la sabiduría.
3-Un raro y excepcional almanaque babilónico
4-Un vacío de poder político en el Cercano Oriente
5-Júpiter y Saturno en movimiento retrógrado a
fines de diciembre, 7 aC.
--Suma todo y ¿qué obtienes? Una explicación lógica
e impulsada por la ciencia para el viaje de los magos y la estrella de Belén,
algo que los eruditos han buscado durante siglos. Esta es la explicación
ofrecida por Simo Parpola, profesor retirado de Asiriología en la
Universidad de Helsinki, Finlandia. El profesor Parpola también fue
investigador asociado y consultor del Chicago Assyrian Dictionary y publicó
numerosos libros y artículos sobre una amplia gama de temas, incluyendo la
ciencia y la astrología mesopotámicas, la historia asiria, la ideología real y
la religión, y la antigua geografía del Cercano Oriente.
Ahora, el conocimiento más amplio de este
distinguido erudito de la astronomía babilónica, con un toque de la política
del Cercano Oriente del siglo I aC.: nos da la teoría más convincente y
exhaustiva no solo sobre cómo una "estrella" parecía moverse y detenerse
sobre Belén en Judea, sino también cómo habría sido interpretada por los sabios
de Babilonia, y por qué esa interpretación los llevó a recorrer 750
millas por el desierto.
Los magos habrían hecho en Jerusalén una larga
parada, anterior a poder llegar a Belén y poder encontrar al Niño en el
establo, ocurrió cuando la "estrella", o la conjunción de dos
planetas y una constelación, se detuvieron en su viaje hacia Belén. Esta
"pausa" ocurrió debido a un efecto visual astronómico en el que la
Tierra, viajando más rápido que los otros dos planetas, los alcanzó brevemente.
Por lo tanto, puede ver cómo el profesor Parpola
cubre una de las muchas objeciones que se han hecho sobre las teorías
científicas de la estrella a lo largo de los siglos.
Y los factores enumerados al comienzo de este
articulo, explicando cómo los babilonios vieron eventos astronómicos inusuales,
los vincularon con dioses y reyes, los consideraron presagios de eventos
políticos e incluso dieron la palabra kakkabu para nombrar el evento.
Para los babilonios, esa palabra “kakkabu”
significaba una estrella, un planeta o una constelación, lo que llevó a los
investigadores modernos, hasta ahora, a descartar eventos como la conjunción
porque no era una sola estrella, como la tradición cristiana llegó a creer.
Por lo tanto, el vasto conocimiento del profesor
Parpola sobre la sociedad babilónica y el descubrimiento arqueológico del
almanaque que rastreó la conjunción viajera es lo que hace que todo esto sea
posible. ¿Qué más podemos aprender sobre este tema en particular, el nacimiento
de Jesús, de la investigación académica?.
La explicación más razonable
es que hubiera una
conjunción de planetas, es decir, que dos se aproximaran mucho en su órbita y pudieran
divisarse en el cielo de este modo. Están probados este tipo de fenómenos en la
época, sobre todo entre Júpiter y Saturno, así que puede que Melchor, Gaspar y Baltasar (o sus
contemporáneos) usasen este fenómeno como referencia para llegar a su destino.
Esta conjunción planetaria sucedió el 1 de mayo de 2011. Aparecen Venus, Mercurio, Marte, Júpiter y la Luna.
Y aunque la opción de una
supernova puede parecer la más apropiada, muchos sostienen que no tuvo por qué
ser una estrella. Pudo ser Júpiter, en conjunción con
Saturno y Marte. En aquella época, los planetas eran “estrellas errantes”, y, para muchos, tenían un
importante significado astrológico o místico. En los años 6 y 5 antes de
nuestra era hubo varias conjunciones en la constelación de Piscis.
Por un lado, ¡dos profesores distinguidos han
debatido dónde nació realmente Jesús! ¿Podría toda la tradición cristiana
haberse equivocado en los últimos milenios?
No, la tradición oral en Oriente es muy importante
y ella nos indica que “Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey
Herodes”.
Buscando
el camino de los Magos: los Magos habrían
podido seguir la Ruta del Incienso que unía Egipto con la India atravesando la
Península Arábiga. Según esta hipótesis, la ciudad de Hadramut, en lo que hoy
es Yemen, habría sido el origen del recorrido de los Reyes Magos, que habrían
cruzado la Península Arábiga para llegar a Egipto y después a Belén de Judea.
Otras teorías
apuntan a Persépolis (en lo que hoy es Irán) como inicio del recorrido de los
Reyes Magos para adorar a Jesús. De ser así, habrían cruzado Irak, Siria,
Líbano y Palestina en un largo viaje de cerca de 2.000 kilómetros. Otros, en
cambio, creen que el origen podría haber sido la antigua Babilonia en la actual Falluja. Este camino
reseguiría el río Éufrates enlazando las ciudades de Tadmur, Damasco, Amán,
Jerusalén hasta dirigirse al sur hasta Belén.
Un grupo de
unos 60 expedicionarios de diferentes religiones recreó en el año 2000 el
posible itinerario que podrían haber seguido los Reyes Magos de Oriente. Su
largo viaje en camello, de unos 1.600 kilómetros, duró 83 días en
los que atravesaron Irak, Siria, Jordania y Cisjordania
para llegar a Belén.
¿Qué nos dice la Bíblia?
Estos versículos
constituyen la única referencia evangélica a los tres “magos”. Es en el
Evangelio de San Mateo en el capitulo 2, 1-16:
“Cuando
Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a
Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido?
Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo
esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. Y
convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les
preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de
Judea; porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, de la tierra de
Judá, no eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; Porque de ti
saldrá un guiador, que apacentará a mi pueblo Israel.
Entonces
Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el
tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y
averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber,
para que yo también vaya y le adore.
Ellos,
habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el
oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba
el niño.
Y
al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa,
vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus
tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. Pero siendo avisados
por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por
otro camino”.
Un
biblista y también historiador, ofrece su opinión:
Para historiadores religiosos como Armand Puig, decano de la
Facultad de Teología de Barcelona y biblista de prestigio internacional, el
evangelio de Mateo es la principal pista de toda la investigación. (entrevista
a la prensa en diciembre 2017).
“Estos versículos narran la visita de unos sabios venidos de
Oriente en un tiempo sin determinar que siguen una estrella, pero con detalles
fundamentales para averiguar su procedencia”, apunta Puig en conversación. “Hay
que leer atentamente a Mateo y racionalizarlo, da claves para explicar
pormenores de los llamados reyes magos”, insiste. Precisamente el tiempo es una
de las claves para deducir la ruta que siguieron Melchor, Gaspar y Baltasar.
Según explica Mateo, la residencia de José y Maria en Belén culmina
con la visita de los “Sabios de Oriente”, en un momento impreciso después
del nacimiento. Mateo escribe que los sabios encuentran al niño y a su madre en
una “casa” y no en un establo.
Además,
Mateo convierte en coprotagonista de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes.
Una aparición nada badalí, puesto que Herodes ordenó la masacre de los
niños nacidos desde dos años antes. A todo esto hay que sumar un aspecto
filológico que es el participio aoristo particular del griego que
utiliza Mateo con el verbo nacer del versículo 2. Esta forma verbal tiene un
matiz de indeterminación temporal que tanto podría traducirse como “nació” o
“ha nacido” y, por tanto, no significa que Jesús sea un recién nacido.
Una vez establecido que los Reyes Magos pudieron tomarse su tiempo
para llegar a Belén, dos teorías explican su origen. Por un lado, ante la
genérica procedencia de “Oriente”, coexisten los que defienden que eran persas y,
por otro, los que opinan que su origen es árabe.
Puig está convencido que provinieron de Persia. En su
pormenorizado estudio sobre el nacimiento de Jesús, el teólogo recuerda que
“Arabia” se entendía en la antigüedad como el antiguo reino nabateo, en el
que se encontraba Damasco, al este de Perea y Judea. “Un detalle histórico
remacharía la idea de su origen persa, y es el cuadro de la Natividad en la
iglesia de Belén”, describe Puig. “Cabe recordar que en el año 614, los
persas no la destruyeron durante su invasión a Tierra Santa porque vieron en
ella imágenes de los tres sabios con atuendos típicos de su país”, añade.
En el libro The Star of
Bethlehem del astrónomo Mark
Kidger (Princeton University Press, 1999), se concluye que la
estrella que Melchor, Gaspar y Baltasar utilizaron como GPS no fue ningún
cometa, sino probablemente una Nova -que Kidger bautiza como DO Aquilae- que
además fue constatada por astrónomos chinos y coreanos a mediados de marzo del
año 5 antes de Cristo.
Teniendo en cuenta que Jesús nació entre el invierno del año 7 y
marzo del 6 tiene todo el relato que escribe Mateo sobre cómo los tres sabios
siguieron la estela y llegaron a tiempo de adorar el niño Jesús. Un tiempo que
hubiera permitido a los tres sabios cruzar Oriente para llegar antes que la
familia de Jesús abandonara Belén.
Los astrónomos chinos y coreanos que detectaron “un
objeto celeste muy brillante” se situaría en las modernas constelaciones
de Capricornio y Aquila y hubiera sido visible aproximadamente
durante tres meses. Primero al este, cuando la hubieran visto en una posición
baja; y después al sur -Belén está al sur de Jerusalén, según un cambio
astronómico de 90 grados de sureste a suroeste.
Para Puig la estrella de Kidger y los testigos coreanos completan
el sudoku de las fechas. La Nova que propone Kidger es un “elemento de
plausibidad histórica” alrededor del nacimiento de Jesús no del momento de su
nacimiento, sino que dataría la llegada a Belén de unos sabios astrónomos (o
astrólogos) de Oriente entre marzo-mayo del año 5 aC, cuando Jesús nació muy
probablemente entre el 7 y 6 aC.
Este intervalo de un año y medio a dos años cuenta con un aliado
extraordinario y es el plazo que Herodes marcó para masacrar a los niños
después del nacimiento de Jesús: dos años (Mt, 2, 16).
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