Junto al Lago de Galilea
hay un lugar muy sugestivo que nos recuerda el actuar de Jesús: el sitio donde,
tiempo antes dio de comer a una multitud, multiplicando los panes y los peces
para todos; ahora Jesús resucitado prepara una comida para los discípulos y los
invitó a almorzar con él …. así lo explica el evangelio de San Juan: “Al amanecer,
Jesús estaba parado en la orilla, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús
les dijo: «Muchachos, ¿tienen algo que comer?» Le contestaron: “Nada”. Entonces
Jesús les dijo: «Echen la red a la derecha y encontrarán pesca… Echaron la red,
y no tenían fuer zas para recogerla por la gran cantidad de peces… Cuando descendieron a
tierra vieron unas brasas preparadas, un pez encima y pan. Jesús les dijo: traed
algunos de los peces que habéis pescado ahora. Subió Simón Pedro y sacó a
tierra la red llena de ciento cincuenta y tres peces grandes. Y a pesar de ser
tantos no se rompió la red. Jesús les dijo: “Venid a comer. …. Vino Jesús, tomó
el pan y lo distribuyó entre ellos, y lo mismo el pez. Esta fue la tercera vez
que Jesús se apareció a sus discípulos, después de resucitar de entre los
muertos”. (Juan 21, 1
ss).
Y allí mismo, como en
los postres, Jesús le confió a Pedro el “ser la piedra” para así edificar la nueva
comunidad (la Iglesia). El evangelio sigue así: ““Cuando acabaron de comer, le dijo Jesús a Simón
Pedro: -Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le respondió: -Sí, Señor,
tú sabes que te quiero. Le dijo: -Apacienta mis corderos. Volvió a preguntarle
por segunda vez: -Simón, hijo de Juan, ¿me amas? Le respondió: -Sí, Señor, tú
sabes que te quiero. Le dijo: -Pastorea mis ovejas. Le preguntó por tercera
vez: -Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque le preguntó
por tercera vez: «¿Me quieres?», y le respondió: -Señor, tú lo sabes todo. Tú
sabes que te quiero. Le dijo Jesús: -Apacienta mis ovejas” (Jn
21, 15-17).
Les invito a conocer este precioso lugar,
llamado Tabgha, junto al Lago de Galilea.
En la
iglesia situada junto al Lago de Galilea, llamada “Iglesia del Primado de Pedro”
hay una gran roca que la tradición señala como el lugar en que los discípulos
desayunaron con Jesús después de su resurrección.
Allí Jesús dio a Pedro el
mandato: “Apacienta mis ovejas”, y fuera de la Capilla, en la parte de pared lateral que da al Mar
de Galilea, también es interesante fijarse en los escalones excavados en la
roca, aunque hoy muy gastados «sobre los que, como nos transmite la
peregrina Egeria, estuvo de pie el Señor”. Además, los escalones referidos por la
peregrina Egeria (años 381-384) se pueden observar en el exterior, en el lado
sur de la capilla, protegidos por una verja.
Las investigaciones
arqueológicas realizadas en 1969 han confirmado que bajo la iglesia del Primado
se encuentran restos de dos santuarios más antiguos: del primero, datado a
finales del siglo IV, quedan visibles algunos fragmentos de sus paredes con revoque
blanco; el segundo, construido cien años más tarde en piedra basáltica, es
reconocible en los muros perimetrales. Los dos tenían como centro una roca
llamada por los peregrinos ‘Mensa Christi’, que sigue venerándose en la
actualidad delante del altar como el sitio del almuerzo con los Apóstoles.
Según la tradición, ahí
preparó Jesús unas brasas para el almuerzo de los discípulos a la vuelta de la
pesca. Al parecer, fue aquí donde le pregunta a Simón, “Pedro, ¿me amas?”, como
“deshaciendo” las tres negaciones anteriores del Apóstol. Una vez más, este
rincón de la Tierra Santa tiene que ver con el amor y el discipulado. Cristo
resucitado vuelve a Galilea, que simboliza nuestra vida cotidiana; y él está
ahí. A pesar de nuestras negaciones, él nos acepta siempre. Aunque en el
momento de la verdad le hubiese traicionado el amigo más cercano, infinita es
su misericordia y su perdón.
Un texto atribuido a la peregrina Egeria, quien visitó Tierra Santa en
el siglo IV, nos ofrece un testimonio elocuente de la memoria cristiana sobre el
lugar santo: «no lejos de Cafarnaúm se
ven los peldaños de piedra sobre los cuales se sentó el Señor. Allí, junto al
mar se encuentra un terreno cubierto de hierba abundante y muchas palmeras y,
junto al mismo lugar, siete fuentes manando de cada una de ellas agua
abundante. En este lugar el Señor sació una multitud con cinco panes y dos
peces. La piedra sobre la cual Jesús depositó el pan ha sido convertida en un
altar. Junto a las paredes de aquella iglesia pasa la vía pública, donde Mateo
tenía su telonio. Sobre el monte vecino hay un lugar donde subió el Señor para
pronunciar las Bienaventuranzas».
Centraremos nuestra atención en el primer sitio enumerado por Egeria:
«los peldaños de piedra sobre los cuales se sentó el Señor». Según esta
tradición, se refieren al sitio desde el que Jesús habría indicado a los de la
barca que echaran la red a su derecha, durante la aparición del Señor
resucitado que narra san Juan al final de su evangelio: “Estaban juntos Simón Pedro y Tomás —el llamado Dídimo—, Natanael —que
era de Caná de Galilea—, los hijos de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
Les dijo Simón Pedro: —Voy a pescar. Le contestaron: —Nosotros también vamos
contigo. Salieron y subieron a la barca. Pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, se presentó Jesús en la orilla, pero sus discípulos no se dieron
cuenta de que era Jesús. Les dijo Jesús: —Muchachos, ¿tenéis algo de comer? —No
—le contestaron. Él les dijo: —Echad la red a la derecha de la barca y
encontraréis. La echaron, y casi no eran capaces de sacarla por la gran
cantidad de peces. Aquel discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: —¡Es el
Señor! Al oír Simón Pedro que era el Señor se ató la túnica, porque estaba
desnudo, y se echó al mar. Los otros discípulos vinieron en la barca, pues no
estaban lejos de tierra, sino a unos doscientos codos, arrastrando la red con
los peces. Cuando descendieron a tierra vieron unas brasas preparadas, un pez
encima y pan. Jesús les dijo: —Traed algunos de los peces que habéis pescado
ahora. Subió Simón Pedro y sacó a tierra la red llena de ciento cincuenta y
tres peces grandes. Y a pesar de ser tantos no se rompió la red. Jesús les
dijo: —Venid a comer. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Tú
quién eres?», pues sabían que era el Señor. Vino Jesús, tomó el pan y lo
distribuyó entre ellos, y lo mismo el pez. Esta fue la tercera vez que Jesús se
apareció a sus discípulos, después de resucitar de entre los muertos”
El relato de Egeria no afirma que existiera una iglesia en la orilla
donde se apareció Jesús, pero un texto tardío -de los siglos X-XI- atribuye a
la emperatriz santa Elena la construcción de un santuario dedicado a los
Apóstoles en el lugar donde el Señor comió con ellos. Algunos documentos a
partir del siglo IX lo denominan indistintamente ‘Mensa, Tabula Domini’. Por un
testimonio de la Edad Media, sabemos también que el templo estaba dedicado en
particular al Príncipe de los Apóstoles: «al pie del monte está la iglesia de
san Pedro, muy hermosa pero abandonada», afirma el peregrino Saewulfus en 1102.
Tras diversas vicisitudes, fue definitivamente destruida en 1263.
La actual,
levantada por los franciscanos en 1933 sobre los cimientos de la antigua
capilla, se llama iglesia del Primado para recordar el sitio donde Jesús
confirmó a Pedro como pastor supremo de la Iglesia. Así lo narra el evangelio “Cuando acabaron de comer, le
dijo Jesús a Simón Pedro: -Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos? Le
respondió: -Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: -Apacienta mis
corderos. Volvió a preguntarle por segunda vez: -Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
Le respondió: -Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Le dijo: -Pastorea mis
ovejas. Le preguntó por tercera vez: -Simón, hijo de Juan, ¿me quieres? Pedro
se entristeció porque le preguntó por tercera vez: «¿Me quieres?», y le
respondió: -Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero. Le dijo Jesús:
-Apacienta mis ovejas” (Jn
21, 15-17).
La
Iglesia del Primado de Pedro (abierta todos los días de 8 a.m. a 5 p.m.) es una
capilla franciscana que incorpora vestigios de una iglesia del siglo cuarto y
parte importante de la “mesa de Cristo”, hecha en piedra donde Jesús sirvió a
sus discípulos un desayuno a base de pescado después de que desembarcaron en la
orilla.
El
Ministerio de Turismo de Israel construyó el paseo de Tabha-Cafarnaún para
conectar la iglesia con la de la Multiplicación de los Panes y los Peces, que
está cerca.
Esta última se pueden ver mosaicos del período bizantino que
muestran sucesos que tuvieron lugar aquí, según las escrituras cristianas.
Aquí fue donde, según una antiquísima tradición, Pedro y sus compañeros,
después de la Resurrección del Señor, llenaron de abundante pesca las redes,
después de una noche inútil, a la voz del Señor que, desde la orilla, les
dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis».
Y aquí mismo, como nos cuenta el Evangelio, el Señor les tenía preparado
el desayuno -peces asados- y Pedro va a ser nombrado y constituido el primer
Papa, pero primero es puesto a prueba. Jesús lo examina de Amor. Y parece que
Jesús se solaza en el triple interrogatorio sobre lo mismo: “¿Pedro me
amas más que éstos?” Y esto por tres veces… Jesús conoce a Pedro y no
duda de su amor, lo que pasa es que Pedro le había negado por tres veces días
antes, en el atrio de Jerusalén, y Pedro comprende que Jesús quiere doblegar la
presunción de este hombre tosco y rudo.
Por eso contesta
ahora sin arrogancia, con cierta timidez: «Señor, tú sabes todo, tú
sabes que te amo». Jesús queda satisfecho con la reacción de Pedro y por
ello le confía la difícil misión de proseguir su obra a través de los siglos.
La fuerza del Resucitado nunca faltará a la Iglesia, pero ésta quedó confiada a
un hombre -más o menos digno- que a «dedo», sin ningún mérito, ha elegido
Jesús.
San Juan asocia este relato de la entrega del Primado con la pesca
milagrosa: Yo os haré pescadores de hombres, pues Jesús, en
esa piedra -Mensa Christi- les tenía preparado un almuerzo, con un
pez, -no de los pescados-, que él estaba asando, que se lo ofrece a los
discípulos, juntamente con pan. Los primitivos cristianos, -en cuyo seno se
escribieron los evangelios (repetimos)-, significaban en estos dos
elementos; pan + pez, el símbolo del banquete eucarístico.
Esto lo hemos visto también en el mosaico del altar de la Iglesia de la
multiplicación.
Es como si a orillas del lago compartiera el Resucitado una singular
Eucaristía con este pequeño grupo de incondicionales, antes de ceder a Pedro el
liderazgo de su comunidad. La Iglesia, pues, cimentada sobre el misterio
eucarístico, realiza su andadura aceptando el liderazgo de Pedro. Es una gran
barca, que guiada por su timonel -Pedro- intenta meter en sus redes a cuantos
peces -creyentes- pueda del mar -el mundo-. Y esto sólo es posible si
pescadores -creyentes- y timonel se nutren del alimento (pan + pez) de
la Eucaristía = Jesús Resucitado.
IGLESIA DEL PRIMADO
Por eso es interesante fijarse, dentro de la Capilla en la roca debajo
del altar, donde estaban las brasas y los peces. Por eso se llama a la
roca «Mensa Domini», la Mesa del Señor, como también puede
simbolizar la «roca» que es Pedro. Sobre ella muchos
peregrinos apoyan la cabeza en señal de adoración a Jesús. Aquí estuvieron
rezando Pablo VI y Juan Pablo II.
1- Roca sagrada, Mensa Christi. (ver gráfico)
2. Restos de la iglesia de los siglos IV y V
3. Banco rocoso y pasos mencionados por Egeria.
4. Seis piedras en forma de corazón llamadas Doce Tronos (período bizantino y árabe del siglo V-IX d. C.).
2. Restos de la iglesia de los siglos IV y V
3. Banco rocoso y pasos mencionados por Egeria.
4. Seis piedras en forma de corazón llamadas Doce Tronos (período bizantino y árabe del siglo V-IX d. C.).
La primera
multiplicación de los panes
“Y al desembarcar Jesús vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer”. El les contestó: “Dadles vosotros de comer”. Ellos le dicen: “¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?” El les dice: “¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.” Después de haberse cerciorado, le dicen: “Cinco, y dos peces.”
Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres. (Marcos 6,34-44).
“Y al desembarcar Jesús vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas. Era ya una hora muy avanzada cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “El lugar está deshabitado y ya es hora avanzada. Despídelos para que vayan a las aldeas y pueblos del contorno a comprarse de comer”. El les contestó: “Dadles vosotros de comer”. Ellos le dicen: “¿Vamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?” El les dice: “¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.” Después de haberse cerciorado, le dicen: “Cinco, y dos peces.”
Entonces les mandó que se acomodaran todos por grupos sobre la verde hierba. Y se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los fueran sirviendo. También repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron. Y recogieron las sobras, doce canastos llenos y también lo de los peces. Los que comieron los panes fueron cinco mil hombres. (Marcos 6,34-44).
Tabgha
(Ein Sheva) es una zona situada en la costa norte-occidental del Mar de Galilea
en Israel. Tradicionalmente se conoce como el lugar del milagro de la
multiplicación de panes y peces (Marcos 6: 30-46) y por la cuarta aparición de la resurrección de
Jesús (Juan 21: 1-24) después de su crucifixión.
El
primer edificio construido en Tabgha fue una pequeña capilla construida en el
siglo IV (alrededor del año 350) por el judío converso al cristianismo, José de Tiberíades. Según
Epifanio, José era un contemporáneo del emperador Constantino, un erudito
rabínico, miembro del Sanedrín y discípulo de Hillel. Después de su
conversión, el emperador Constantino le dio el rango de recuento, y le dio
permiso para construir iglesias en la Galilea. En concreto, en las
ciudades judías donde no había una comunidad cristiana, y en la Galilea,
incluido el Mar de Galilea, que era una zona con mayoría de población judía.
Este fue probablemente el santuario descrito por la peregrina Egeria a
fines del siglo IV.
El
mosaico de los peces y los panes se encuentra al lado de una gran roca; algunos
estudiosos del Nuevo Testamento y constructores de la iglesia original especulan que Jesús se
puso de pie sobre esta piedra cuando bendijo a los peces y panes antes de
alimentar a la multitud que se reunió para escucharlo.
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