viernes, 21 de enero de 2022

- David y Saúl en la cueva de Adulán

                       

La Cueva de Adulán, el rey David se esconde de Saúl. Después de la batalla de David contra Goliat y las victorias del joven David sobre los filisteos, David se convierte en el gran héroe de Israel. 

Sin embargo, esto hizo que su relación con el rey Saúl se deteriorara. El celoso Saúl trató de matar a David, como se ilustra aquí. David huyó al desierto de Judea y finalmente llegó a Adulán, donde se escondió dentro de la cueva junto con sus 400 seguidores.



La Cueva de Adulán en la Biblia: Para aquel entonces, Adulán ya era una ciudad antigua, pues la primera mención que se hace de ella en el registro bíblico es en relación con Hirá “el adulamita”, quien llegó a ser compañero de Judá antes de que la familia de Jacob se trasladara a Egipto. (Gen 38, 1-20) Unos tres siglos más tarde, Adulán fue uno de los treinta y un pequeños reinos conquistados por Josué (Jos 11, 1-15), y después fue asignada a Judá junto con otras ciudades de la Sefelá.

-Cuando Saúl estuvo persiguiendo a David, este escapó de Akís, el rey filisteo de Gat, y fue a Adulán, a una cueva donde finalmente se le unieron unos 400 hombres. Como esta zona estaba a unos 19 Km. al oeste sur oeste de Belén, es posible que David la conociese muy bien de cuando era pastor. Parece ser que David la hizo su fortaleza por su relativa inaccesibilidad. 

Una vez rey, usó este lugar como base de operaciones en sus guerras contra los filisteos. Fue desde aquí desde donde salieron tres de sus guerreros para sacar agua de la cisterna de Belén, agua que después David rehusó beber por considerar que representaba la sangre de aquellos que se habían arriesgado para obtenerla. (Crónicas 11, 15-19).

Adulán era una de las quince ciudades fortificadas que reforzó Rehoboam de Judá. (2Cr 11, 5-12) Las tropas de Senaquerib tomaron estas ciudades, cuya función era defender los flancos sur. y oeste, durante el reinado de Ezequías, en 732 aC. (2Re 18, 13) En los días de Nehemías, Adulán aparece entre las ciudades repobladas por los judíos que habían regresado del exilio babilonio. (Ne 11, 30).

-1 Samuel 22: 1 : “David, pues, partió de allí y escapó a la cueva de Adullam ; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo oyeron, bajaron a él. Y todos los que estaban en apuros, y todos los que tenían deudas, y todos los que estaban descontentos, se reunieron a él; y llegó a ser capitán de ellos, y había con él unos cuatrocientos hombres ”.

-La cueva de Adullam también se menciona en el discurso de David después de que David se convirtió en rey ( 2 Samuel 23,13 ):“Y descendieron tres de los treinta jefes, y vinieron a David en el tiempo de la siega a la cueva de Adulam; y la tropa de los filisteos acampó en el valle de Refaim”. Esto se repite (en 1 Crónicas 11,15 ): “Y tres de los treinta capitanes descendieron a la peña de David, a la cueva de Adullam ; y el ejército de los filisteos acampó en el valle de Refaim”. 

El rey Roboam , hijo de Salomón, fortificó la ciudad ( 2 Crónicas 11, 5-12 ): “Y Roboam habitó en Jerusalén, y edificó ciudades de defensa en Judá. Edificó… Shoco, Adullam , Gat, Maresa, Zif, Adoraim, Laquis y Azeca… Y fortificó las fortalezas, y puso capitanes en ellas, y provisiones de víveres, aceite y vino. Y en todas las ciudades puso escudos y lanzas, y los hizo sumamente fuertes… ”.

-En síntesis: la “cueva de Adulán”, es el lugar donde David se refugió cuando huía del rey Saúl. En estos parajes hay muchas cuevas de piedra caliza. (2Sam 23, 13).

Adulan en la actualidad: Adullam es una ciudad de Israel, en Judá situada en la región fértil de la Sefelá, a medio camino entre Belén y Lakís. Se la relaciona con Tell esh-Sheikh Madhkur (Horvat ʽAdullam), situado a unos 26 Km. al oeste Sur oeste de Jerusalén.

-Tell Adullam es parte del parque de las cuevas de Adullam, un área forestal de KKL-JNF (Desde su establecimiento en 1901, KKL-JNF se ha desempeñado como administrador de las tierras judías de Israel). Puede acercarse al sitio desde una carretera del noreste y subir la empinada colina. En la cumbre quedan pocos restos, pero te recompensan las magníficas vistas de las colinas de Belén y la sensación de estar entre los restos de este sitio histórico.

En 2015 se inició un nuevo estudio arqueológico, gestionado por el "Instituto de Arqueología - Universidad Hebrea de Jerusalén" y apoyado por los "Amigos del Instituto de Arqueología".

El nombre original parece haberse conservado en el de las ruinas cercanas de ʽId el-Ma (Miyeh). Adulán estaba en una ubicación estratégica, ya que dominaba tanto Wadi es-Sur como el acceso desde esa parte de la Sefelá al interior de Judá. Se la conoce por la “cueva de Adulán”, lugar donde David se refugió cuando huía del rey Saúl. En estos parajes hay muchas cuevas de piedra caliza. (2Sa 23, 13)

Del primer libro de Samuel 24, 3-21 En aquellos días, Saúl tomó consigo tres mil hombres valientes de todo Israel y marchó en busca de David y su gente, en dirección de las rocas llamadas “las Cabras Monteses”, y llegó hasta donde había un redil de ganado, junto al camino. Había allí una cueva, y Saúl entró en ella para satisfacer sus necesidades.

David y sus hombres estaban sentados en el fondo de la cueva. Ellos le dijeron: “Ha llegado el día que te anunció el Señor, cuando te hizo esta promesa: ‘Pondré a tu enemigo entre tus manos, para que hagas con él lo que mejor te parezca’ ”. David se levantó sin hacer ruido y cortó la punta del manto de Saúl. Pero a David le remordió la conciencia por haber cortado el manto de Saúl y dijo a sus hombres: “Dios me libre de levantar la mano contra el rey, porque es el ungido del Señor”. Con estas palabras contuvo David a sus hombres y no les permitió atacar a Saúl.

Saúl salió de la cueva y siguió su camino. David salió detrás de él y le gritó: “Rey y señor mío”. Y cuando Saúl miró hacia atrás, David le hizo una gran reverencia, inclinando la cabeza hasta el suelo, y le dijo: “¿Por qué haces caso a la gente que dice: ‘David trata de hacerte mal’? Date cuenta de que hoy el Señor te puso en mis manos en la cueva y pude matarte, pero te perdoné la vida, pues me dije: ‘No alzaré mi mano contra el rey, porque es el ungido del Señor’. Mira la punta de tu manto en mi mano. Yo la corté y no te maté. Reconoce, pues, que en mí no hay traición y que no he pecado contra ti. Tú, en cambio, andas buscando la ocasión de quitarme la vida. Que el Señor sea nuestro juez, y que él me haga justicia. Yo no alzaré mi mano contra ti, porque como dice el antiguo proverbio: ‘Los malos obran mal’. ¿Contra quién has salido a guerrear, rey de Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una pulga. Que el Señor sea el juez y nos juzgue a los dos. Que él examine mi causa y me libre de tu mano”. Cuando David terminó de hablar, Saúl le respondió: “¿Eres tú, David, hijo mío, quien así me habla?” Saúl rompió a llorar, y levantando la voz, le dijo: “Tú eres más justo que yo, porque sólo me haces el bien, mientras que yo busco tu mal. Hoy has demostrado conmigo tu gran bondad, pues el Señor me puso en tus manos, y tú no me has quitado la vida. ¿Qué hombre, que encuentra a su enemigo, le permite seguir su camino en paz? Que el Señor te recompense por lo que hoy has hecho conmigo. Ahora estoy cierto de que llegarás a ser rey y de que el reino de Israel se consolidará en tus manos”


miércoles, 5 de enero de 2022

- Los magos (reyes) de Oriente

¿Quiénes eran los magos? El centro del episodio de los Magos es la cita del profeta Miqueas, que en el relato aducen los sacerdotes y escribas consultados por Herodes acerca del lugar donde había de nacer el Cristo. «Ellos le dijeron: en Belén de Judá, porque así está escrito por el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que será pastor de mi pueblo Israel» (Evangelio de San Mateo 2,5 ss.).

El evangelista presenta a los protagonistas del relato como «unos Magos que venían del Oriente». No dice cuántos eran, ni cómo se llamaban, ni de dónde procedían exactamente. La tradición antigua navega por todos esos mares, pero sin rumbo cierto. En cuanto al número, los monumentos arqueológicos fluctúan considerablemente. Ha prevalecido, no obstante, el número de tres acaso por correlación con los tres dones que ofrecieron -oro incienso y mirra- o porque se los creyó representantes de las tres razas: Sem, Cam y Jafet.

Según Erodoto (siglo 5 aC), Magos –en griego mágoi– habrían sido una casta de los Medos, pertenecientes a la clase de los sacerdotes, estudiosos de libros sagrados y dedicados a la observación del cielo. En cambio la investigación historiográfica más reciente sitúa su origen con más probabilidad en Babilonia y Persia.

También sobre el lugar del origen de los magos discrepan los testimonios antiguos. Unos los hacen proceder de Persia, otros de Babilonia o de Arabia, y hasta de lugares tan poco situados al oriente de Palestina como Egipto y Etiopía. Sin embargo, un precioso dato arqueológico del tiempo de Constantino muestra la antigüedad de la tradición que parece interpretar mejor la intención del evangelista, haciéndolos oriundos de Persia. Refiere una carta sinodal del Concilio de Jerusalén del año 836 que en el 614, cuando los soldados persas de Cosroas II destruyeron todos los santuarios de Palestina, respetaron la basílica constantiniana de la Natividad en Belén, porque, al ver el mosaico que representaba la Adoración de los Magos, los creyeron por la indumentaria compatriotas suyos.

Los personajes en cuestión eran casi con toda certeza de religión zoroastriana, y cultivaban la observación del firmamento. Posiblemente serían astrólogos, en el sentido que este nombre indicaba para su época, es decir, en su acepción sirio-babilónica, y no helénica.

Recordamos que en el origen de la tradición mesopotámica las apariciones del cielo eran vistas como algo para reflexionar y, en ocasiones, como una anticipación de lo que iba a suceder en la tierra, pero sin implicaciones de carácter casual y astrolátrico.

De los Magos no se conoce el número: la tradición cristiana representa dos en un fresco del siglo IV en las catacumbas de san Marcelino y san Pedro en Roma. Con respecto a los nombres de los Reyes, a partir del siglo VII, se encontraron fuentes a favor de los nombres Gaspar, Melchor y Baltasar, como refiere el venerable Beda (673-735), quien también señala que el tercero era negro.

Sus presuntos restos se encontraron en Persia, fueron transportados a Constantinopla por santa Elena y posteriormente transferidos a Milán en el siglo V. Después fueron llevados definitivamente a Colonia en el siglo XII, donde existe hasta ahora un sepulcro objeto de gran veneración.

La Estrella de los Magos

En el relato de San Mateo la estrella juega un papel importante. Es una estrella que los magos vieron en Oriente, pero que luego no volvieron a ver hasta que salieron de Jerusalén camino de Belén; entonces se mueve delante de ellos en dirección norte-sur y, finalmente, se para sobre la casa donde estaba el Niño.

Los magos dicen haberla reconocido como la estrella de Jesús («Hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarle»; Mt 2,2). Supuesto el carácter preternatural de la estrella, que al parecer sólo habría sido visible para los magos, ¿por qué entendieron ellos que era la estrella de Jesús y se sintieron obligados a desplazarse para adorarle?.

Nada tendría, en ese supuesto, de extraño que persas piadosos se hubieran ido interesando por las Escrituras de los judíos y participaran de algún modo en su esperanza en un Mesías Rey, de manera que, al percibir un fenómeno estelar, lo relacionaran con él. Sea de ello lo que fuere, lo que podemos decir es que, de una manera u otra, Dios los movió a ponerse en camino y dirigirse a Israel en espera de un gran rey.

Precisamente el tiempo es una de las claves para deducir la ruta que siguieron Melchor, Gaspar y Baltasar. Según explica Mateo, la residencia de José y Maria en Belén culmina con la visita de los “Sabios de Oriente”, en un momento impreciso después del nacimiento. Mateo escribe que los sabios encuentran al niño y a su madre en una “casa” y no en un establo.

Además, Mateo convierte en coprotagonista de la visita de los Reyes Magos al rey Herodes. Una aparición nada badalí, puesto que Herodes ordenó la masacre de los niños nacidos desde dos años antes. A todo esto hay que sumar un aspecto filológico que es el participio aoristo particular del griego que utiliza Mateo con el verbo nacer del versículo 2. Esta forma verbal tiene un matiz de indeterminación temporal que tanto podría traducirse como “nació” o “ha nacido” y, por tanto, no significa que Jesús sea un recién nacido.

Una vez establecido que los Reyes Magos pudieron tomarse su tiempo para llegar a Belén, dos teorías explican su origen. Por un lado, ante la genérica procedencia de “Oriente”, coexisten los que defienden que eran persas, otros opinan que su origen es árabe.

El Dr. Armand Puig está convencido que provinieron de Persia. En su pormenorizado estudio sobre el nacimiento de Jesús, el teólogo recuerda que “Arabia” se entendía en la antigüedad como el antiguo reino nabateo, en el que se encontraba Damasco, al este de Perea y Judea. “Un detalle histórico remacharía la idea de su origen persa, y es el cuadro de la Natividad en la iglesia de Belén”, describe. “Cabe recordar que en el año 614, los persas no la destruyeron durante su invasión a Tierra Santa porque vieron en ella imágenes de los tres sabios con atuendos típicos de su país”, añade.

En el libro The Star of Bethlehem del astrónomo Mark Kidger (Princeton University Press, 1999), se concluye que la estrella que Melchor, Gaspar y Baltasar siguieron, no fue ningún cometa, sino probablemente una Nova -que Kidger bautiza como DO Aquilae- que además fue constatada por astrónomos chinos y coreanos en marzo del año 5 antes de Cristo.

Teniendo en cuenta que Jesús nació entre el invierno del año 7 y marzo del 6 tiene todo el relato que escribe Mateo sobre cómo los tres sabios siguieron la estela y llegaron a tiempo de adorar el niño Jesús. Un tiempo que hubiera permitido a los tres sabios cruzar Oriente para llegar antes que la familia de Jesús abandonara Belén.

Los astrónomos chinos y coreanos que detectaron “un objeto celeste muy brillante” se situaría en las modernas constelaciones de Capricornio y Aquila y hubiera sido visible aproximadamente durante tres meses. Primero al este, cuando la hubieran visto en una posición baja; y después al sur -Belén está al sur de Jerusalén, según un cambio astronómico de 90 grados de sureste a suroeste.

Para el Dr. Armand Puig la estrella de Kidger y los testigos coreanos completan el sudoku de las fechas. La Nova que propone Kidger es un “elemento de plausibidad histórica” alrededor del nacimiento de Jesús no del momento de su nacimiento, sino que dataría la llegada a Belén de unos sabios astrónomos (o astrólogos) de Oriente entre marzo-mayo del año 5 aC, cuando Jesús nació muy probablemente entre el 7 y 6 aC. Este intervalo de un año y medio a dos años cuenta con un aliado extraordinario y es el plazo que Herodes marcó para masacrar a los niños después del nacimiento de Jesús: dos años (Mt, 2, 16).

Buscando el camino de los Magos: los Magos habrían podido seguir la Ruta del Incienso que unía Egipto con la India atravesando la Península Arábiga. Según esta hipótesis, la ciudad de Hadramut, en lo que hoy es Yemen, habría sido el origen del recorrido de los Reyes Magos, que habrían cruzado la Península Arábiga para llegar a Egipto y después a Belén de Judea.

Otras teorías apuntan a Persépolis (en lo que hoy es Irán) como inicio del recorrido de los Reyes Magos para adorar a Jesús. De ser así, habrían cruzado Irak, Siria, Líbano y Palestina en un largo viaje de cerca de 2.000 kilómetros. Otros, en cambio, creen que el origen podría haber sido la antigua Babilonia en la actual Falluja. Este camino reseguiría el río Éufrates enlazando las ciudades de Tadmur, Damasco, Amán, Jerusalén hasta dirigirse a Belén.

Un grupo de unos 60 expedicionarios de diferentes religiones recreó en el año 2000 el posible itinerario que podrían haber seguido los Reyes Magos de Oriente. Su largo viaje en camello, de unos 1.600 kilómetros, duró 83 días en los que atravesaron Irak, Siria, Jordania y Cisjordania para llegar a Belén.

Fiesta de la Epifania, o dia de los Reyes Magos

Epifanía, voz griega que significa "manifestación", pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los sabios de Oriente. Los Reyes Magos encuentran a Dios y le ofrecen lo mejor. La actitud de postración frente a la presencia de Jesús nos indica el gozo que brota de un corazón que sabe reconocer la presencia del Señor y se postra para reconocerlo y ofrecerle lo mejor que se tiene.

He aquí el significado de cada regalo que recibe el Niño Dios de parte de los tres Reyes Magos y a lo que este nos invita.

ORO: El oro es el regalo que se da a los reyes, el metal más preciado, sirve para reconocer la realeza y grandeza de esa persona. La reina de Saba otorgó este regalo al rey Salomón.

Ofrezcamos a Dios el oro de nuestras buenas acciones, el cuidado de nuestros niños, niñas, jóvenes y adolescentes.

INCIENSO: El incienso en la Biblia, así como en la cultura hebrea y judía se usaba para ofrecérselo a Dios, Por tanto, es una prueba de la divinidad de Cristo, ofrecerle incienso, como a un auténtico Dios.

Ofrezcamos el incienso de nuestra oración por las familias, para que, a ejemplo de del hogar de Nazaret, nuestras casas sean un ejemplo de amor, perdón acogida, sencillez y humildad.

MIRRA: La mirra la usaban los judíos para embalsamar los cadáveres, pero también se usó como perfume para las personas, es símbolo entonces de lo humano, de lo material, de lo carnal.

Nos viene a enseñar que Cristo se hizo carne, humano, verdadero hombre, y murió por nosotros, por eso, necesitó ser embalsamado con mirra. Ofrezcamos a él nuestras debilidades humanas para que sean transformadas en la grandeza de su gloria.