jueves, 21 de octubre de 2021

- La Virgen María vio, la primera, al Resucitado

San Josemaría Escrivá afirma con plena convicción: “Se apareció a su Madre Santísima. –Se apareció a María de Magdala, que está loca de amor . –Y a Pedro y a los demás Apóstoles. –Y a ti y a mí, que somos sus discípulos y más locos que la Magdalena"¡Que nunca muramos por el pecado; que sea eterna nuestra resurrección espiritual!”.

  Cada vez son más los autores que sostienen la primacía de la Aparición a María, silenciada luego en la tradición”. (J. A. Pagola: Jesús, aproximac. histór. p.425).

Jesús resucitado primero se manifestó a su Madre

Una antiquísima tradición conmemora la aparición a María como la primera de las apariciones de Cristo resucitado. Por eso decía San Juan Pablo II: “Los evangelios no nos hablan de una aparición de Jesús resucitado a María. De todos modos, como Ella estuvo de manera especialmente cercana a la cruz del Hijo, hubo de tener también una experiencia privilegiada de su resurrección”.

La Tradición de Jerusalén sobre la Aparición del Resucitado a su Santa Madre:

Jesús resucitado se manifiesta primero a su Madre. Así dice la tradición de Jerusalén, que los franciscanos refieren: la primera aparición del Resucitado, la primera persona que sabe de su resurrección es su Madre.

María no se despega del lado de las tumbas; se quedó en lo que era la cabaña del hortelano (en lo que hoy es la capilla del Santísimo dentro de la Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén) los tres dias anteriores a la resurrección. Y es ahí donde los ángeles se le aparecen a María y anuncian la resurrección, mueven la piedra que cerraba el sepulcro y la Virgen María entra en el sepulcro, y es ahí donde encontramos el pasaje que indica que cuando Pedro y Juan llegaron al sepulcro se encontraron las vendas por el suelo. Recordemos que cuando Jesús resucita a Lázaro dice: “Entrad dentro y ayudarle a quitar las vendas”. Y sabemos que el mismo Jesús estaba en el sepulcro amarrado con estas vendas. Alguien tuvo que quitarle las vendas y el evangelista dice: “Y el lienzo que cubría su rostro estaba amorosamente doblado y puesto a los pies del sepulcro”.

María es la primera en recibir la resurrección de su Hijo, es la primera que entra en la tumba, es la que ayuda a su Hijo a quitarse las vendas, es la que toma el lienzo de su rostro y lo deja amorosamente doblado a los pies del sepulcro…

Los planteamientos exegéticos sobre el texto de Mateo (27, 61 y 28, 1: "vino María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro"), En Oriente, y al margen de la interpretación que se dé a los textos, para San Juan Crisóstomo, ya a fines del s. IV, es un hecho la aparición de Jesús a su Madre en la mañana de Pascua: "Ellas son las primeras que vieron a Jesús... Los discípulos huyeron. Ellas permanecieron en su sitio. ¿Quiénes son ellas?. Su propia Madre y las otras mujeres"
 Cierto, no hay datos históricos, pero, un principio en teología, rectamente entendido, es que la Tradición suple la historia. Otros, santos y teólogos, recogieron ese mismo parecer a través de los siglos, tanto en Oriente como en Occidente. S. Ambrosio (en su tercer libro de las vírgenes), Sedulio, S. Paulino de Nola, S. Alberto Magno, La Leyenda Dorada (s. XIII): “La Madre ha vivido la Resurrección y ha sido la primera que ha visto y ha creído” (La Resurrección del Señor); S. Bernardino de Siena, S. Lorenzo de Brindis, Benedicto XV, Juan Pablo II...

Escribe San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios: Primero: apareció a la Virgen María, lo cual, aunque no se diga en la Escritura, se tiene por dicho en decir que apareció a tantos otros; porque la Escritura supone que tenemos entendimiento como está escrito: (¿"también vosotros estáis sin entendimiento"?). Y el P. J. Solano comenta: “La semana se abre con la primera aparición a la Virgen María, defendida, –cosa insólita– por el santo como algo evidente, y que en su mente tenía gran importancia para mostrar el oficio de consolar que Cristo Nuestro Señor trae”. (Los Ejerc. de S. Ignacio a la luz del Vat. II, BAC, Madrid 1968, p. 381).

Lo menciona Sta. Teresa de Jesús. Y la Madre Ágreda lo describe así: Estando así prevenida María santísima, entró Cristo nuestro salvador resucitado y glorioso, acompañado de todos los santos y patriarcas. Postróse en tierra la siempre humilde reina y adoró a su hijo santísimo, y su Majestad la levantó y llegó a sí mismo. Y con este contacto –mayor que el que pedía la Magdalena de la humanidad y llagas santísimas de Cristo– recibió la Madre Virgen un extraordinario favor, que solo ella le mereció, como exenta de la ley del pecado. Y aunque no fue el mayor de los favores que tuvo en esta ocasión, con todo eso no pudiera recibirle si no fuera confortada de los ángeles y por el mismo Señor para que sus potencias no desfallecieran (MCD 2ª p. Lib VI, cap.26, 1471).

  Y teólogos como Maldonado, Suárez y otros defendieron esta aparición. Así también algunos modernos. San Josemaría Escrivá afirma con plena convicción: “Se apareció a su Madre Santísima. –Se apareció a María de Magdala, que está loca de amor . –Y a Pedro y a los demás Apóstoles. –Y a ti y a mí, que somos sus discípulos y más locos que la Magdalena: ¡qué cosas le hemos dicho! "¡Que nunca muramos por el pecado; que sea eterna nuestra resurrección espiritual!” (Santo Rosario).

  Cada vez son más los autores que sostienen la primacía de la Aparición a María, silenciada luego en la tradición (Hengel, Benoit…”). (J. A. Pagola: 'Jesús, aproximación histórica'. p.425).

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