Ein Gedi es un oasis situado en Israel
en la ribera oeste del mar Muerto, cerca de Masada y de las cuevas de Qumrán.
La aridez y el calor extremos prevalecen en esta región desértica durante la
mayor parte del año. Los manantiales perennes de agua potable (Ein significa
"manantial") que fluyen desde los altos riscos del desierto de Judea
han hecho posibles el asentamiento y la agricultura desde tiempos antiguos.
En la antigüedad, los residentes de Ein Gedi cultivaban plantas raras y caras y se convirtieron en un asentamiento próspero en medio de esta naturaleza salvaje única. Hasta el día de hoy, la reserva natural de Ein Gedi es rica en plantas y animales de varias zonas fitogeográficas.
El desierto de Judea es el "escondite" secreto del desierto de Jerusalén, un refugio de las batallas, la política y la corrupción de Jerusalén, donde profetas, sacerdotes, salmistas y reyes encontraron refugio en su aislamiento.
El más famoso que
escapó a sus alrededores infestados de escorpiones y serpientes fue el gran Rey
David.
Desde Jerusalén si uno echa un vistazo
al este se encontrará cara a cara con el desierto seco, desolado y montañoso,
un desierto duro e implacable, con lluvias casi nulas y temperaturas
abrasadoras. Y, sin embargo, por extremo que sea, este desierto es pequeño, o
para ser exactos, estrecho. Estas dos características, las pequeñas dimensiones
y su proximidad al centro político, económico y religioso del mundo, hacen que
el entorno del desierto de Judea sea extraordinario. ¡Un lugar para hacer
historia!.
Prácticamente no llueve en el desierto
de Judea, por lo que los manantiales de agua dulce se juntaron y crearon un
gran oasis llamado "El manantial de la cabra salvaje", Ein Gedi en
hebreo. La combinación de agua dulce con gas y altas temperaturas generó
condiciones tropicales que sustentan su flora, fauna y vida silvestre únicas.
Aquí fluyen dos arroyos, uno de los cuales lleva el nombre del rey David. Caminando por este arroyo, podemos encontrar animales y plantas de tres continentes y cuatro zonas climáticas.
Estamos asombrados por los escarpados acantilados y el marcado contraste entre
el exuberante oasis y los áridos alrededores del desierto. Al pasar por las
numerosas cuevas de la montaña, podemos imaginar a David en su escondite
huyendo del celoso rey Saúl.
Una visita a "La tierra de Ein
Gedi" es una mezcla mágica de geología, paisajes, vida silvestre,
historia, arqueología y Biblia. También construyeron una antigua sinagoga con
una fascinante inscripción en el piso de mosaico.
Y los investigadores Porat y Ehud Netzer sacaron a la luz un pavimento realizado en mosaico de especial belleza junto a otros que contenían unas raras inscripciones en judeo-arameo en
las que se advierte a los habitantes de «no revelar el secreto de la ciudad» que probablemente se refiere a la preparación del preciado bálsamo de resina el mismo bálsamo misterioso que utilizaba la mismísima Cleopatra tal y como detalla Flavio José en su
obra «Las Guerras Judaicas» o Plinio el Viejo que habla de este
milagroso bálsamo en su obra «Historia
de la Naturaleza», diciendo que es "un elixir más valioso
que la plata".
Textos bíblicos de Ein Gedi
En el Antiguo Testamento,
siendo precisamente en el Génesis 14,7 cuando se menciona como una
ciudad amorita llamada Hazazon-Tamar, que más tarde sería objeto
de la profecía de Ezquiel 47,10 cuando anuncia que el
lugar se convertiría en una aldea de pescadores después de que las aguas del
Mar Muerto se volviesen dulces.
Pero de entre todas las
citas históricas la más relevante es la que sitúa al mismísimo Rey David escondido entre
las rocas escarpadas de Ein Gedi, Samuel 23,29 y 24,
1-2. “Escóndeme en la
hendidura de la roca”.
Escondite que según los
estudiosos se corresponde con un área específica de pasos peligrosos,
especialmente inaccesible con numerosas cuevas y espesa vegetación que
pudieron dar cobijo al Rey David.
Ein Guedi es mencionado en muchas
fuentes históricas y se menciona varias veces en escrituras bíblicas, por
ejemplo, en el Cantar de los Cantares: "Ramo de flores de alheña en las
viñas de En-gadi es mi amado para mí." (Cantares 1,14). David se ocultó de
Saúl en sus cuevas: "Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le
avisaron: «David está en el desierto de En-gadi»." (I Samuel, 24,1).
Se han descubierto abundantes hallazgos
en las excavaciones arqueológicas realizadas a partir de 1960, que han
permitido esbozar la larga historia de este singular sitio.
-El manuscrito antiguo de Ein Gedi
Uno de esos descubrimientos fue el
manuscrito de Ein Gedi, un fragmento calcinado que sobrevivió al incendio de la
sinagoga ocurrido alrededor del año 600, aunque el manuscrito es más antiguo,
probablemente de entre los siglos III y IV o incluso el siglo II. Se trata, por
tanto, del manuscrito hebreo más antiguo desde los Manuscritos del Mar Muerto y
contiene los dos primeros capítulos del libro bíblico de Levítico (capitulos 1
y 2).
En el área existe un kibutz fundado en
1956, que forma parte del Concejo Regional de Tamar y que está situado a un
kilómetro del oasis, ofrece varias atracciones turísticas y aprovecha el clima
local y la abundancia de agua mineral natural para cultivar productos fuera de
estación. Antes de la fundación del kibutz, el área de Ein Guedi no había sido
habitada desde hacía 500 años.
-El Parque Nacional de
Ein Gedi fue creado en 1972 y es una de las reservas
naturales más importantes de Israel. El parque se sitúa en la
frontera este del desierto de Judea, en la
costa del Mar Muerto, y cubre
un área de 25 km².
En el
Parque Nacional Ein Gedi fluyen dos torrentes con agua pura a lo largo de todo
el año, Nahal David (arroyo de David) y Nachal Arugot (arroyo de Arugot). Los
torrentes de Shulamit y de Ein Gedi también fluyen en la reserva. Juntos, los
manantiales generan tres millones de metros cúbicos de agua por
año, gran parte de la cual se utiliza para la agricultura o se embotella para
el consumo directo.
El parque
es un santuario natural para muchos
tipos de especies vegetales y animales. La vegetación incluye
plantas y árboles de regiones tropicales, desérticas, mediterráneas y de
estepas, tales como acacias, azufaifos y álamos. Existen muchas especies
diferentes de aves residentes, a las que se añaden más de 200 especies durante
los períodos de la migración en la región.
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