domingo, 29 de agosto de 2021

- El Mantel de la Última Cena de Jesús

El mantel donde Jesucristo celebró la Última Cena de Cristo, antes de su Pasión, sin duda alguna se trata de una de las reliquias más importantes de la cristiandad. Fechada en el siglo I por algunos de los más importantes investigadores, como Hernández Pacheco, Carrato Ibáñez o Gómez Moreno, está realizado en hilo de lino blanco, presentando bandas decorativas azules, realizadas con índigo.



Es única en el mundo y sus dimensiones son de 4,42 mts. y 92 cm. de anchura.

Hasta 1791 el Mantel se exponía públicamente a los fieles peregrinos, que acudían en masa a la ciudad de Coria (Extremadura, España). Tal era la devoción de la reliquia, que se acometieron obras en la Catedral para su exhibición pública, en concreto se edificó la balconada que se encuentra en el frontal de la Catedral, en la denominada Puerta del Evangelio, con la altura suficiente para poder extender los 4 metros de paño. 

No obstante, finalmente se decidió no mostrar más la reliquia, porque los fieles arrancaban pedazos de la misma. Desde ese año, al permanecer oculta, se perdió gran parte de la devoción popular y poco a poco se fue olvidando. Hasta fechas actuales, que por iniciativa del Cabildo de la Catedral y del Obispo de Coria-Cáceres, se está haciendo un esfuerzo de conocimiento público.

A esto hay que añadir la atracción de investigadores nacionales e internacionales por la reliquia, que ha provocado el interés de los medios de comunicación, hasta el punto que desde hace unos años, la ciudad de Coria vuelve a recibir peregrinos y turistas interesados en el Mantel. Recordemos que según la tradición, esta reliquia única en el mundo, fue testigo de la celebración de la Ultima Cena de Jesucristo, haciendo de este paño, testigo de la institución de la Santa Misa y del nacimiento de la Iglesia. Motivos estos, de la gran devoción que le ha acompañado a lo largo de los siglos.

La primera referencia documental del santo Mantel de Coria es de 1404, cuando el Papa Benedicto XIII, el llamado Papa Luna, otorgó una bula por la que reconocía su autenticidad y permitía su exposición y culto cada 3 de mayo. Este día, este mantel era colgado del balcón de la catedral. Esta costumbre se mantuvo hasta el episcopado de Juan Álvarez de Castro (1790-1809).

El Centro Superior de Investigaciones Científicas analizó la tintura azul que decora las bandas del mantel, concluyendo que se trata de «índigo natural», un colorante de uso común en la antigüedad, que fue introducido en Europa en el siglo XVI.

En 2001, el Centro Español de Sindonología comprobó que el hilo que conforma la trama de la tela está torsionado en «Z». El mismo tipo de torsión que la Sábana Santa de Turín.

El mantel fue estudiado por el científico John Jackson en dos visitas que hizo a Coria: en 2006 y 2007. Este llegó a la conclusión de que la Sábana Santa y el mantel de Coria fueron usados juntos como manteles de la Última Cena. ​

Las dimensiones, 4,32 m de largo por 0,90 m de ancho, son casi idénticas a las de la Sábana Santa de Turín (4,40 por 1,10). En las grandes solemnidades, y la Pascua era la mayor de ellas, los judíos usaban dos manteles, uno sobre el que se colocaban los alimentos y otro para taparlos. Jesús fue enterrado con rapidez: en tres horas José de Arimatea tuvo que reclamar el cuerpo de Pilatos, obtener el permiso para enterrarlo, trasladarlo hasta el sepulcro, amortajarlo y cerrar la tumba. 

En aquel contexto, pudo haber tomado un mantel de estas características, que es perfecto para envolver un cuerpo.

Este año el obispado ha recuperado, en parte, esta tradición, puesto que la urna que contiene el mantel ha presidido en el altar los oficios de jueves santo en la catedral, algo que al menos hasta la década de los 60 se venía realizando. El obispo de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, quien estuvo presente en la celebración, señala que se trata de una de las reliquias "más importantes de la humanidad" y "nos indica la centralidad de la eucaristía, la cena del Señor".

Y es que la ciudad de Coria es el único lugar donde se dice que tienen el mantel de la última cena, según ha subrayado, en declaraciones a Efe, el director del Centro de Estudios del Mantel de Coria, Ignacio Dols. John Jackson, director del Turin Shroud Center de Colorado (Estados Unidos) comenzó a estudiar el mantel de Coria en dos visitas con su equipo en 2006 y 2007, en las que realizó mediciones, fotografías y extrajo dos fibras, una de lino y otra de la tela teñida de azul. El investigador americano, de origen judío, tiene la teoría que la sábana santa compartió mesa con el mantel de Coria, es decir, fue una de las telas que se utilizaron en la última cena, en la que los discípulos y Jesús celebraban la Pascua.

Durante esta fiesta judía, en la que se conmemora el "paso" (significado de Pascua) de Dios rescatando al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, se coloca un mantel debajo de los alimentos y un segundo mantel para protegerlos del "polvo del desierto", donde, según el libro del Éxodo permanecieron 40 años hasta llegar a la tierra prometida.

Los primeros cristianos tenían muy claro lo de la veneración, hasta compulsiva, de las reliquias. Sobre todo las de los Mártires como testigos que fueron del seguimiento del Señor culminándolo en la propia victimación. Creció tal sentimiento devocional que lo arrastraría a un desbordamiento generalizado durante la Edad Media. El dato más antiguo de esa pieza lo llamamos el de El Electo: Figura en el episcopologio cauriense un obispo como El Electo. ¿Qué ocurrió o tiene de especial El Electo? Pues que ha sido el primero que habla del Mantel. Antes de avanzar decir que el nombre auténtico del Obispo Electo era D. Alonso Domínguez.

¿Cuándo y cómo escribió o mandó hacerlo? Fue en Salamanca donde otorgó testamento el 24 de abril de 1043 y “manda a la Yglesia de Coria los tapetes e las mis almohadas para el cuidado de las Reliquias e del Cuerpo de Dios”.

El Segundo dato pertenece a Benedicto XIII (Pedro de Luna); Así Escobar Prieto, por su parte, copió en latín un párrafo de la Bula de Pedro de Luna “Licet de cujus munere” que firmó en La Jana el 26 de julio de 1404. Lo resumimos y traducimos libremente: “En la Iglesia de Coria existe un arca con Reliquias de los Santos y con ellas una cierta parte importante de la digna y preciosa y salutífera Cruz del Señor. Llegan el día de la Invención de la Cruz fieles de remotas tierras a la Iglesia de Coria”. Reiteramos la interrogación que hicimos arriba ¿quién y desde dónde portó hasta esta Catedral de Coria dicha reliquia tan importante de la Cruz de Cristo?-

Dice este autor: “que no considera inverosímil que muchas reliquias se trajeron para ocultarlas ante el avance de la invasión musulmana”. Tiempo, lejanía y muerte difuminan avatares y noticias hasta perder la memoria de ellos y sus localizaciones. Los que transportaron las Reliquias pensarían que iba a ser para un corto tiempo y aquí se alargó ocho siglos. En Coria existía una vieja tradición que puede ser también respuesta a nuestra pregunta. Se decía así en la vieja ciudad episcopal: “que un obispo de esta Iglesia trajo de Roma estas Reliquias”.


Sin duda el punto de partida en el estudio científico de las reliquias es la primera fotografía que se realiza en 1.898 sobre la Sábana Santa de Turín. Cuando el fotógrafo quiso comprobar el proceso en el momento de fijación del negativo, el temblor de sus manos casi le hace dejar caer la placa. En el cliché aparecían las figuras frontal y dorsal de un hombre absolutamente real. Estaba viendo la fotografía real del hombre amortajado en la Sábana Santa; según la tradición la fotografía real de Jesús de Nazaret.. La conclusión era tan obvia como asombrosa: la tela se comportaba como un negativo fotográfico puesto que su negativo resultaba ser un positivo real. Pero, ¿cómo era posible que una tela, presuntamente del siglo I se comportara como un negativo fotográfico si la fotografía se había inventado a principios de ese mismo siglo XIX? Ese día los ateos y agnósticos tuvieron que empezar a trabajar porque las conclusiones de esa evidencia eran sencillamente inaceptables. Ese día nace la Sindonología (Síndone = Lienzo), y la Sindonología abre el camino al estudio de otras reliquias veneradas por la tradición.

Son muchas las reliquias estudiadas por la ciencia en los últimos años, además de la Sábana Santa de Turín: el Sudario de Oviedo, el Santo Cáliz de Valencia, el Títulus de la Cruz de Roma, ratificando hasta el día de la fecha su más que posible autenticidad… Una de esas reliquias, con relación directa con Jesús de Nazaret, es el que la tradición conoce como el Mantel de la Última Cena, que apareció en fechas muy inmediatas al año 1370 y siempre antes del año 1400, guardado en unas arcas encontradas durante unas obras bajo el suelo de la Catedral de Coria. A este respecto leemos en el libro “CORIA Y EL MANTEL DE LA SAGRADA CENA”, escrita por Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros y de San Miguel, en 1961:

Viene luego la ya citada Bula de Benedicto XIII en 1404, que concreta que fueron encontradas en unas arcas y que se le viene ya entonces rindiendo culto, con gran concurrencia de fieles, el día 3 de mayo, todo lo cual indica el haber transcurrido tiempo desde el hallazgo. Como fecha tope tenemos la de 1370, pues en este año, el 3 de abril, se hizo el Estatuto Capitular, en el que se ocupan de todas las fiestas que celebraba esta Iglesia, sin mencionar la de las reliquias. No hay duda, por lo tanto, de que se encontraron después de 1370, en el último tercio del siglo XIV. En aquellas arcas estaban guardados, entre el conjunto ya referido, el Mantel y el Lignum Crucis. Por éste, se eligió para el culto el día 3 de mayo, festividad de la Invención de la Santa Cruz.

El fervor y devoción populares va acrecentándose a su alrededor en los años y siglos siguientes, y hacia 1540 se erige, al lado derecho de la puerta norte de la Catedral de Coria, el llamado “Balcón de las Reliquias”, ya que desde él se mostraban a pública veneración, sobre todo el Mantel, que se desplegaba para que la gente lo tocara desde abajo, ya que mide 4,32 m de largo por 92 cm de ancho. A la vera de la reliquia se constituyó un mercado popular, movido por la gran afluencia de peregrinos de las comarcas limítrofes y de Portugal que acudían al templo para su veneración y petición de favores divinos.

El problema fue que la gente no se conformó con verlo desde abajo del balcón, sino que empezó a querer tocarlo, y los tumultos que se formaban acabaron generando problemas de orden público. En el s. XVIII se decidió sustituir la presentación de las reliquias desde el Balcón por una exposición desde el altar. Pero aun fue peor porque la gente acababa invadiendo el presbiterio y se pasaban el Mantel de mano en mano resultando desgarrado en varias ocasiones. En 1791, para preservar el lienzo de la creciente barbarie, el Cabildo se ve obligado a suspender todo acto público de adoración.

Al cabo de varias décadas, con el cese de las exposiciones llegó el olvido. Aun así, todos los Obispos de la diócesis de Coria, según su denominación histórica, y de Coria-Cáceres desde 1959, han mantenido una especial veneración al Mantel, con su uso sobre el altar el día de Jueves Santo o exponiéndolo en fechas señaladas a la devoción popular.

El Conde de Canilleros, Miguel Muñoz de San Pedro, en su libro CORIA Y EL MANTEL DE LA SAGRADA CENA, relata unos primeros estudios en 1960 bajo la dirección de los profesores Francisco Hernández Pacheco y Alfredo Carrato Ibáñez, Catedráticos de la Universidad:

Previas gestiones del Excmo. Sr. Obispo de Coria-Cáceres, Doctor don Manuel Llopis Ivorra, con la intervención del autor de este trabajo, en octubre de 1960, y en los laboratorios del Museo de Ciencias Naturales, de Madrid, bajo la dirección de los profesores don Francisco Hernández Pacheco y don Alfredo Carrato Ibáñez, Catedráticos de la Universidad, ha sido analizada y vista al microscopio la fibra con la que está tejido el Mantel…

El análisis, que consta documentalmente en minucioso informe técnico y científico, ha puntualizado de manera concreta que en la trama del Mantel no interviene otro material que el lino, blanco en una parte y teñido en otra. La tela es, pues, de hilo, con lo que la fecha de fabricación puede llegar perfectamente al período que interesa, ya que desde siglos antes del nacimiento del Señor, la humanidad utilizaba esa fibra vegetal en los tejidos.

Y sigue narrando:

Tras el análisis científico, el primer especialista español en telas, el ilustre arqueólogo y académico don Manuel Gómez Moreno, procedió al estudio del Mantel, en presencia del citado profesor Hernández Pacheco y del que esto escribe. Después de largo y escrupuloso examen, dictaminó que, sin la más mínima duda, por garantizarlo así su estructura y técnica de fabricación, no usados en Occidente, el tejido es oriental, de manera más concreta, de procedencia arábiga.

En el año 2001 se interesa por el Mantel, John JACKSON, científico americano que en 1978 dirigió al Grupo STURP, que fue el que realizó en 1978 la mayor cantidad de pruebas sobre la Sábana Santa de Turín. Por entonces llegó a su conocimiento que en una localidad de España, llamada Coria, se guardaba la reliquia que la tradición veneraba como “El Mantel de la Última Cena”.

A este respecto hay que aclarar que John JACKSON siempre ha considerado que la Santa Síndone debió ser uno de los dos manteles rituales que, según sostiene su equipo en relación con la tradición judía de la Cena de Pascua, Jesús usara en la Última Cena. Uno, más decorado, debajo (el Mantel de Coria), protege los alimentos, como el maná, de la arena del desierto, y otro arriba, más sencillo (la Síndone de Turín), del polvo.

Así pues, interesado por la noticia del Mantel de Coria, John JACKSON solicita del Centro Español de Sindonología C.E.S. (al que pertenece) que vayan a Coria a ver el Mantel por si merece la pena su consideración.

El 14 de julio de 2001, D. Guillermo Heras Moreno (Director del Equipo de Investigación del C.E.S.) y D. Felipe Montero Ortego (Coordinador Adjunto del E.D.I.C.E.S.) acuden a Coria, acompañados de sus mujeres, previa cita concertada con el Deán del Cabildo Catedral, D. José Antonio Fuentes Caballero. En la Catedral fueron recibidos por D. Lucas Salazar Ávila, Director del Museo Catedralicio, en cuya presencia se realizan observaciones directas sobre el Mantel extendido, se estudia su trama y urdimbre, y se autoriza la toma de muestras de hilos blancos y azules.

Cuando los miembros del E.D.I.C.E.S. le comentan las dimensiones aproximadas, John Jackson siente que puede confirmarse su intuición de que la Síndone de Turín fuera, en realidad, el segundo mantel ritual de la Última Cena, utilizado en fiestas especiales, como la Pascua. Como extensión de la visita mencionada de los miembros del C.E.S., D. Felipe Montero Ortego, Coordinador Adjunto del Equipo de Investigación del C.E.S. (E.D.I.C.E.S.), elabora un “Informe sobre las actuaciones y recomendaciones del E.D.I.C.E.S. en el “MANTEL DE LA SAGRADA CENA” de la Catedral de Coria (Cáceres)”, fechado en Getafe el 31 de mayo de 2006. Entre las conclusiones figuran:

-En 1.960 el Museo de Ciencias Naturales no tenía montado un laboratorio.

-En los archivos de los trabajos realizados por D. Francisco Hernández-Pacheco de la Cuesta no se ha encontrado ninguna referencia al Mantel.

-Las consultas efectuadas sobre la realización de los análisis por parte de D. Alfredo Carrato Ibáñez igualmente han sido negativas.

-No hemos tenido contestación sobre los posibles trabajos realizados por D. Manuel Gómez Moreno.

-En el s. VI ya se empleaban manteles, y hay referencia de telas empleadas en el s. I para este fin.

-Los hilos, tanto blancos como azules, están torsionados en Z.

-Los hilos están formados por fibras de lino. No se han detectado ningún otro tipo de fibras.

-El tinte empleado en los hilos azules es índigo natural.

-No parecen haber sido utilizados mordientes de sales de hierro o aluminio en la tinción de los hilos.

-La tinción ha sido irregular, hay fibras no teñidas en los hilos.

-No se ha desarrollado crecimiento de hongos con los frotis de las manchas encontradas.

-La tela se encuentra en general con zonas muy degradadas, estas pueden ser debidas a efectos biológicos (F. Montero) o debilitamientos físicos por lavados (S. Mantilla).

En la sesión de la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural de fecha 22 de Diciembre de 2.005, el Excmo. Sr. Obispo de Coria-Cáceres D. Ciriaco Benavente Mateos le encarga a D. Ignacio Dols Juste, miembro de la Comisión y del C.E.S., ponerse en contacto con el E.D.I.C.E.S. para tener una primera entrevista y tratar el asunto de proponer un Proyecto de Investigación para analizar la tela del Mantel de la Sagrada Cena.

Esta entrevista se efectuó el día 11 de Marzo de 2.006 en la Sacristía de la Catedral de Coria con la asistencia de D. José Antonio Fuentes Caballero, Deán de la Catedral, D. Lucas Salazar Ávila y D. Julián Carlos Pérez Domínguez, miembros del Cabildo en Coria, D. Florencio García Mogollón, Profesor de la UEX y miembro de la Comisión Diocesana de Patrimonio Cultural, D. Ignacio Dols Juste, Arquitecto y miembro de la Comisión Diocesana de Patrimonio Cultural y del C.E.S., Dª Socorro Mantilla de los Ríos y Rojas, Licenciada en Ciencias Químicas, Ex Directora Dpto. Textil del Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, miembro del E.D.I.C.E.S. y D. Felipe Montero Ortego, Ingeniero Técnico Químico, Coordinador Adjunto del E.D.I.C.E.S.

Durante esta sesión se realizó un examen del Mantel por parte de Dª Socorro Mantilla de los Ríos, de cuya observación ocular ésta resume:

Ligamento: La estructura del tejido corresponde a una combinación de «sargas», que forman un dibujo de rombos simétricos en toda la extensión de la tela. La decoración del mantel es diferente en los dos extremos. En uno existen líneas azules continuas y otras fragmentadas, en pequeños rectángulos. En el otro extremo, líneas quebradas de doble trazo en el sentido horizontal de la tela. No existen en este tejido «orillos», en el sentido estricto del término, por lo que los bordes se doblan hacia el centro. Existen abundantes rotos, faltas de tejido, y zonas muy debilitadas, aparentando haber intentado eliminar alguna mancha.

John JACKSON y el Turin Shroud Center of Colorado deciden por iniciativa propia efectuar sus propios estudios sobre el Mantel, solicitando autorización expresa del Cabildo, con el compromiso por escrito de:

-Guardar reserva de los resultados.

-Informar primero al Cabildo de cualquier posible hallazgo.

-Obtener autorización del Cabildo para publicación de resultados.

El 23 y 24 de noviembre de 2006, John JACKSON y el Turin Shroud Center of Colorado, con la presencia permanente de D. Ignacio Dols Juste, Arquitecto y miembro de la Comisión Diocesana de Patrimonio Cultural, estudian el Mantel durante 20 horas seguidas en la sala de Archivo de la Catedral de Coria, efectuando en ese tiempo diversas pruebas y fotografías con técnicas diferentes, pero solo en el anverso de la tela:

-microfotografías de reflexión completando fotomosaico del lienzo;

-microfotografías digitales con microscopio (50X y 200X);

-fotografías bajo fuente de luz ultravioleta;

-fotografías a contraluz por transparencia;

-medición dimensional, espesor y pesado de la tela;

-toma de muestras de hilos azul y blanco;

-toma de muestras de residuos sólidos incrustados;

-toma de muestras con cinta adherente de polvo depositado.

El 17 de abril de 2007, John JACKSON y el Turin Shroud Center of Colorado, nuevamente con la presencia permanente de D. Ignacio Dols Juste, vuelven a Coria para estudiar el Mantel durante 12 horas en la sala de Archivo de la Catedral de Coria, camino de Oviedo para el estudio del Santo Sudario junto con equipos científicos italianos y del EDICES español. Suspendido el Mantel con clips especiales e interponiendo tablillas de madera para no dañar la tela, se fotografiaron anverso y reverso con diferentes técnicas:

-bajo luz transmitida;

-bajo luz reflejada;

-bajo luz rasante;

-bajo fuente de luz ultravioleta.

El 26 de febrero de 2011, en la Sacristía de la Catedral, Guillermo Heras Moreno (Director del Equipo de Investigación del C.E.S.) y Felipe Montero Ortego (Coordinador Adjunto del E.D.I.C.E.S.) acompañan a Pilar Benito García, Conservadora de textiles del Patrimonio Nacional y del Palacio Real de Madrid desde 1988, propuesta por Dª Socorro Mantilla de los Ríos y Rojas para que continúe con los estudios textiles sobre el Mantel.

Para Pilar Benito García, el Mantel podría definirse técnicamente como un “tejido en sarga compuesto a rombos, barrado, con 1 trama lanzada con efecto de perdido”. La experta en textiles encuentra posible relación entre el Mantel de Coria y los llamados ”paños peruginos“ al coincidir en la tipología técnica y en la decorativa. Los ”paños peruginos“ son telas de uso tanto eclesiástico (manteles de altar, secamanos de sacristía) como secular (manteles, servilletas y toallas de uso doméstico) tejidos en la región italiana de Perugia desde la edad media hasta ahora. Prototipos que pueden ser los antecedentes más directos, que habrían dado origen a la creación específica de este tipo de obras textiles peruginas, fueron tejidos – tanto en seda como en lino – en los talleres musulmanes de tejeduría establecidos en la España y la Sicilia medievales de dominación islámica. Las piezas más antiguas de este tipo que se conservan, se han catalogado como realizadas en el siglo XIV, a pesar de existir fuentes iconográficas con representación de tejidos similares desde la segunda mitad del siglo XIII.

Curiosamente, existen pinturas en las que la representación del mantel en la Última Cena de Jesús con sus Apóstoles tiene marcas similares en los extremos de la mesa, como en “La Última Cena” de Leonardo da Vinci, Ghirlandaio, Andrea del Castagno, Fra Angélico, Simone Martini o Giotto…

En Extremadura, referencias al mismo tipo de tela existen en tejidos del Taller de Bordaduría del Monasterio de Guadalupe.

 

martes, 24 de agosto de 2021

- Ein Gedi, el oasis del rey David

              

Ein Gedi es un oasis situado en Israel en la ribera oeste del mar Muerto, cerca de Masada y de las cuevas de Qumrán. La aridez y el calor extremos prevalecen en esta región desértica durante la mayor parte del año. Los manantiales perennes de agua potable (Ein significa "manantial") que fluyen desde los altos riscos del desierto de Judea han hecho posibles el asentamiento y la agricultura desde tiempos antiguos.



En la antigüedad, los residentes de Ein Gedi cultivaban plantas raras y caras y se convirtieron en un asentamiento próspero en medio de esta naturaleza salvaje única. Hasta el día de hoy, la reserva natural de Ein Gedi es rica en plantas y animales de varias zonas fitogeográficas.

El desierto de Judea es el "escondite" secreto del desierto de Jerusalén, un refugio de las batallas, la política y la corrupción de Jerusalén, donde profetas, sacerdotes, salmistas y reyes encontraron refugio en su aislamiento.



 El más famoso que escapó a sus alrededores infestados de escorpiones y serpientes fue el gran Rey David.



Desde Jerusalén si uno echa un vistazo al este se encontrará cara a cara con el desierto seco, desolado y montañoso, un desierto duro e implacable, con lluvias casi nulas y temperaturas abrasadoras. Y, sin embargo, por extremo que sea, este desierto es pequeño, o para ser exactos, estrecho. Estas dos características, las pequeñas dimensiones y su proximidad al centro político, económico y religioso del mundo, hacen que el entorno del desierto de Judea sea extraordinario. ¡Un lugar para hacer historia!.

Prácticamente no llueve en el desierto de Judea, por lo que los manantiales de agua dulce se juntaron y crearon un gran oasis llamado "El manantial de la cabra salvaje", Ein Gedi en hebreo. La combinación de agua dulce con gas y altas temperaturas generó condiciones tropicales que sustentan su flora, fauna y vida silvestre únicas.



Aquí fluyen dos arroyos, uno de los cuales lleva el nombre del rey David. Caminando por este arroyo, podemos encontrar animales y plantas de tres continentes y cuatro zonas climáticas. 

Estamos asombrados por los escarpados acantilados y el marcado contraste entre el exuberante oasis y los áridos alrededores del desierto. Al pasar por las numerosas cuevas de la montaña, podemos imaginar a David en su escondite huyendo del celoso rey Saúl.

Una visita a "La tierra de Ein Gedi" es una mezcla mágica de geología, paisajes, vida silvestre, historia, arqueología y Biblia. También construyeron una antigua sinagoga con una fascinante inscripción en el piso de mosaico.

Y los investigadores Porat y Ehud Netzer sacaron a la luz un pavimento realizado en mosaico de especial belleza junto a otros que contenían unas raras inscripciones en judeo-arameo en

 las que se advierte a los habitantes de «no revelar el secreto de la ciudad» que probablemente se refiere a la preparación del preciado bálsamo de resina el mismo bálsamo misterioso que utilizaba la mismísima Cleopatra tal y como detalla Flavio José en su

 obra «Las Guerras Judaicas» o Plinio el Viejo que habla de este milagroso bálsamo en su obra «Historia de la Naturaleza», diciendo que es "un elixir más valioso que la plata".

Textos bíblicos de Ein Gedi

En el Antiguo Testamento, siendo precisamente en el Génesis 14,7 cuando se menciona como una ciudad amorita llamada Hazazon-Tamar, que más tarde sería objeto de la profecía de Ezquiel  47,10 cuando anuncia que el lugar se convertiría en una aldea de pescadores después de que las aguas del Mar Muerto se volviesen dulces.

Pero de entre todas las citas históricas la más relevante es la que sitúa al mismísimo Rey David escondido entre las rocas escarpadas de Ein Gedi, Samuel 23,29 y 24, 1-2. “Escóndeme en la hendidura de la roca”.

Escondite que según los estudiosos se corresponde con un área específica de pasos peligrosos, especialmente inaccesible con numerosas cuevas y espesa vegetación que pudieron dar cobijo al Rey David.

Ein Guedi es mencionado en muchas fuentes históricas y se menciona varias veces en escrituras bíblicas, por ejemplo, en el Cantar de los Cantares: "Ramo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es mi amado para mí." (Cantares 1,14). David se ocultó de Saúl en sus cuevas: "Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le avisaron: «David está en el desierto de En-gadi»." (I Samuel, 24,1).

                                               La antigua Sinagoga de Ein Gedi

Se han descubierto abundantes hallazgos en las excavaciones arqueológicas realizadas a partir de 1960, que han permitido esbozar la larga historia de este singular sitio.

-El manuscrito antiguo de Ein Gedi

Uno de esos descubrimientos fue el manuscrito de Ein Gedi, un fragmento calcinado que sobrevivió al incendio de la sinagoga ocurrido alrededor del año 600, aunque el manuscrito es más antiguo, probablemente de entre los siglos III y IV o incluso el siglo II. Se trata, por tanto, del manuscrito hebreo más antiguo desde los Manuscritos del Mar Muerto y contiene los dos primeros capítulos del libro bíblico de Levítico (capitulos 1 y 2).

En el área existe un kibutz fundado en 1956, que forma parte del Concejo Regional de Tamar y que está situado a un kilómetro del oasis, ofrece varias atracciones turísticas y aprovecha el clima local y la abundancia de agua mineral natural para cultivar productos fuera de estación. Antes de la fundación del kibutz, el área de Ein Guedi no había sido habitada desde hacía 500 años.


-El Parque Nacional de Ein Gedi fue creado en 1972 y es una de las reservas naturales más importantes de Israel. El parque se sitúa en la frontera este del desierto de Judea, en la costa del Mar Muerto, y cubre un área de 25 km².

En el Parque Nacional Ein Gedi fluyen dos torrentes con agua pura a lo largo de todo el año, Nahal David (arroyo de David) y Nachal Arugot (arroyo de Arugot). Los torrentes de Shulamit y de Ein Gedi también fluyen en la reserva. Juntos, los manantiales generan tres millones de metros cúbicos de agua por año, gran parte de la cual se utiliza para la agricultura o se embotella para el consumo directo.

El parque es un santuario natural para muchos tipos de especies vegetales y animales. La vegetación incluye plantas y árboles de regiones tropicales, desérticas, mediterráneas y de estepas, tales como acaciasazufaifos y álamos. Existen muchas especies diferentes de aves residentes, a las que se añaden más de 200 especies durante los períodos de la migración en la región.

                                       El moderno Hotel del Kibbutz de Ein Gedi